Mons. Martínez Perea destacó la tarea de los educadores
En su homilía, el prelado manifestó “la alegría y gratitud de la Iglesia diocesana por la tarea docente de los presentes y todos sus esfuerzos vertidos en ella”.
Asimismo, invitó a los educadores a contemplar a la Virgen María, asunta a los cielos, porque “en dicho misterio ella nos marca la finalidad de nuestras vidas”. “La Virgen María fue la primera en llegar en cuerpo y alma al cielo, señalándonos a todos ese mismo fin”, recordó.
Refiriéndose al pasaje del Evangelio en el que la Virgen visita a su prima Isabel, el obispo reflexionó sobre el servicio misionero de María quien “partió sin demora” para atender las necesidades de su prima embarazada. “María, llevando en su vientre a Jesús, fue al encuentro de Isabel para realizar un acto de caridad. También ustedes, como educadores católicos van sin demora cada mañana al encuentro de sus alumnos y llevan a Jesús. Los educadores católicos tienen como misión transmitir la verdad en Jesucristo en orden a la salvación, enseñar a caminar para llegar al cielo”, afirmó.
Luego, meditó sobre Isabel, cuyo hijo saltó de júbilo en su vientre al recibir a María. “Ojalá ustedes como educadores también puedan suscitar la misma alegría en sus alumnos siendo instrumentos para que ellos encuentren la verdad y el bien. Toda alegría que se produce cada vez que ellos aprenden cada disciplina participa de la alegría de contemplar la verdad divina”, aseguró.
También, enfatizó que “cada uno de ustedes cuando enseña embellece el alma del otro porque contribuye a formar en la virtud, en la verdad y el bien, ya sea que eduquen en el orden natural como en la ley divina”.
“Así como la Virgen María cantó el Magnificat alabando al Señor porque Él había obrado en Ella grandes cosas, que todos ustedes -los docentes jóvenes y los ya maduros- puedan sentirse plenos de gozo por haber transmitido a Cristo sin demora”, deseó.
Finalmente, el obispo bendijo todos sus esfuerzos, desvelos y renuncias pidiendo que “el Señor se haga presente en sus aulas cuando transmitan lo humano en orden al cielo y que Él complete todo aquello que ustedes realizan, más allá de sus limitaciones”
“Que la Virgen Santísima los eleve hasta Él, para que conozcan la grandeza a la que hemos sido llamados y nutran, sin desfallecer, la esperanza de la gloria que nos espera”, concluyó.+
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