“¿Por qué esta falta de comunicación y vinculación entre las distintas generaciones; cuando debería existir, por el contrario, un lazo de gratitud y solidaridad?”, cuestionó monseñor Cardelli al inicio de su discurso, llamando a las primeras reflexiones de la jornada, y expresó que en el afán por “borrar las diferencias” se produjo la confusión de las personas, lo que dio como resultado “una implosión continua del vínculo social y a la dispersión del individuo”.
“La aparente indiferencia es el modo en el que el alumno responde a su soledad, sin filiación, sin tradición y sin posibilidad de inscribirse en una historia”, expresó el obispo, y arrojó un diagnóstico de la realidad actual de las nuevas generaciones: “Se vive a sí mismo en lo inmediato, sin preocuparse de las consecuencias, para los demás y para la sociedad, de sus hechos y de sus gestos. Privado de paternidad, no tiene vida por delante, y el futuro está cerrado si, a su vez, no acepta ejercer la función paterna.”
El obispo señaló que, al suplantar a Dios, el hombre provoca la rebelión de las relaciones sociales y se rompe el equilibrio de la naturaleza. Para acabar con esa pretensión, propone la figura de un Padre creador, dueño del mundo, “porque de otro modo el ser humano tenderá siempre a querer imponer a la realidad sus propias leyes e intereses”.
Para finalizar, monseñor Cardelli expresó la intención de la Iglesia, a través de Cáritas y mediante la jornada de reflexión que compartieron, de “colaborar en la construcción de la cultura del encuentro, para que dejemos atrás la indiferencia y el descarte”.+
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