El Adviento debe realizarse en el corazón del hombre

Puerto Iguazú (Misiones) (AICA): El obispo de Puerto Iguazú, Mons. Martorell, reflexionó sobre el tiempo del Adviento que comenzó este domingo, en el que los cristianos meditan y esperan la llegada del Señor. ¨En el Adviento -señaló el prelado- contemplamos la espera del Señor bajo un doble rostro, uno en la historia, en el tiempo que se avecina; y el otro el escatológico; el Señor que vendrá al final de los tiempos. Ya no como siervo sufriente, sino como Señor de la gloria y amor eterno, Juez de vivos y muertos¨.
El obispo de Puerto Iguazú, monseñor Marcelo Raúl Martorell, reflexionó sobre el tiempo del Adviento que comenzó este domingo, en el que los cristianos meditan y esperan la llegada del Señor.

"En el Adviento -señaló monseñor Martorell- contemplamos la espera del Señor bajo un doble rostro, uno en la historia, en el tiempo que se avecina; y el otro el escatológico; el Señor que vendrá al final de los tiempos. Ya no como siervo sufriente, sino como Señor de la gloria y amor eterno, Juez de vivos y muertos".

"En el Antiguo Testamento -explicó-, se espera al Mesías que ya viene y es anunciado por los profetas. Durante todo este tiempo las profecías quieren despertar el profundo anhelo de un Dios tan vivo en sus escritos, que vendrá en la historia para la salvación de los hombres. Un Dios inserto en la historia, en el tiempo y en las circunstancias de la humanidad para salvar al hombre. Vendrá como el Señor de la historia y del tiempo".

"Con el paso del tiempo este don profético e histórico de la salvación se convirtió en realidad, y tuvo lugar con la encarnación del Hijo de Dios, con su nacimiento en el tiempo presente y en la historia concreta. Ya no es un acontecimiento futuro, tan sólo prometido y esperado. Ha venido ya el Redentor y en Él se han colmado las esperanzas del Antiguo Testamento y se han abierto las del Nuevo. El Señor ya ha llegado. ¿Cuál será nuestra espera actual? La venida del Salvador anunciado por los profetas y que se ha cumplido en la historia, sin embargo hoy debe realizarse en el corazón de todo hombre".

"Mientras se realiza esta presencia, el otro rostro del Adviento nos muestra a una humanidad que se dirige y orienta hacia la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos y de la historia. En esta perspectiva debe ser vivido el Adviento y bajo este doble signo meditadas sus lecturas y participada su liturgia. El Adviento se convierte para el cristiano en un tiempo fuerte donde el espíritu de oración y de penitencia expresa también ese doble rostro: el presente histórico y el futuro escatológico".+

Texto completo de la homilía

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