Mons. Ojea instó a mirar a los costados y ayudar a los más desprotegidos
“Memoria porque hacemos un balance de lo que nos ha ido pasando este año; tenemos que saber leer nuestra vida, no podemos tragarla, tenemos que masticarla y aprender a pensar qué nos quiso decir el Señor a través de nuestra historia de este año, qué nos falta, qué nos duele y al mismo tiempo qué cosas tenemos que agradecer, qué cosas tenemos que valorar”, precisó.
El prelado subrayó que “esto es propio del tiempo previo de Navidad, a la memoria, y junto con la memoria, la esperanza”.
“Somos una familia, miramos juntos el horizonte de nuestra vida y Jesús nos enseña que Él es la luz del mundo; Él no quiere que permanezcamos oscuros, en las tinieblas del desamor, de la falta de caridad, de no poder vincularnos bien con nuestros hermanos, de no ser familia”, recordó y agregó: Entonces, Él viene, se compromete con nuestra carne, no quiere que caminemos solos, quiere que caminemos juntos y con Él”.
El obispo sanisidrense sostuvo que “el Adviento, preparando la llegada del Niño Jesús, es un tiempo que toca nuestro corazón para salir de nosotros mismos y ayudar a los hermanos”, por lo que invitó a “aprender a mirar a los costados, a mirar a aquellos hermanos que han tenido un año más difícil que el nuestro, que viven situaciones mucho más complicadas que las nuestras, que necesitan nuestro apoyo, nuestra mirada, nuestro tiempo”.
Monseñor Ojea afirmó que este el sentido de la colecta de Adviento es “salir de nosotros mismos para poder mirar a nuestros hermanos y preparar junto con ellos la venida del Niño Jesús” e invitó a abrir el corazón para que “el Niño Dios haga desaparecer toda oscuridad de él, ilumine nuestra vida y nos haga crecer en el amor a los hermanos”.+
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