Mons. Martorell: Jesús vino a dar cumplimiento a la Ley
"Dios -siguió reflexionando el obispo- ama al hombre con amor eterno, lo ama, lo protege y lo cuida, pero requiere que sea responsable de sus actos. El amor y la fidelidad a la ley constituyen la justicia y la santidad del hombre y del pueblo de Israel. Sin embargo la ley no era aún perfecta. Los judíos la habían materializado demasiado, la habían cosificado y por eso pensaban que Jesús había venido a abolirla. Pero Jesús les enseña que, por el contrario, vino a darle cumplimiento, enseñando que debe ser profundizada y llevada al interior del corazón del hombre. Toda su mente y todo su corazón deben estar empeñados en el cumplimiento de la ley".
“Ustedes han oído que se dijo a los antepasados... pero yo les digo", así expresa San Mateo los perfeccionamientos de la ley, realizados por Jesús. No basta por ejemplo no matar sino que debe brotar del corazón el amor a la vida, sentimientos de amor por ella. El que guarda ira o rencor hacia su hermano es como si lo matase en su corazón. No basta abstenerse de actos contra la ley, hay que eliminar hasta los pensamientos y deseos malos, pues el que los acepta en su interior, ya ha pecado, ha asesinado o ha cometido adulterio".
"El perfeccionamiento de la ley -continuó- consiste en hacerla interior, no sólo a la justicia externa que todos ven, sino también y fundamentalmente a los movimientos íntimos del corazón y de la mente que sólo Dios conoce. Solamente Jesús podía dar el sentido profundo de la ley, perfeccionarla y darle su último sentido. Así también es necesario que el cristiano se deje penetrar por la sabiduría del Evangelio, que no es la sabiduría de este mundo, sino la de Dios y en su libertad elija lo bueno, justo y bello para sí y para los demás. El cristiano debe buscar a Dios aunque ello implique la Cruz de Cristo, eligiendo la vida de Dios y no el pecado o la muerte, aunque éstas parezcan más fáciles de vivir.
"Dios nos ha dado la libertad como don precioso de la vida. No para que por ella desperdiciemos la virtud, la integridad, la justicia y la paz; sino para que sepamos optar por el bien, la verdad y la virtud, aunque nos cueste. Solo así seremos hombres y mujeres de Dios, responsables y respetables", concluyó.+
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