Bodas de Plata episcopales de monseñor Aguer

Buenos Aires (AICA): La arquidiócesis de La Plata informó que el 4 de abril se cumplen 25 años de la ordenación episcopal del arzobispo, Mons. Héctor Aguer, que fue ordenado en la catedral de Buenos Aires por el Card. Antonio Quarracino, entonces arzobispo de Buenos Aires. El jubileo por las Bodas de Plata episcopales de Mons. Aguer será celebrado con una misa de acción de gracias en la catedral platense el viernes 21 de abril a las 19.
La oficina de prensa de la arquidiócesis de La Plata informó que el 4 de abril próximo se cumplen 25 años de la ordenación episcopal del arzobispo, monseñor Héctor Aguer, que fue ordenado en la catedral de Buenos Aires por el cardenal Antonio Quarracino, entonces arzobispo de Buenos Aires. El jubileo por las Bodas de Plata episcopales de monseñor Aguer será celebrado con una misa de acción de gracias en la catedral platense el viernes 21 de abril (octava de Pascua), a las 19.

En un comunicado que firman los obispos auxiliares monseñor Nicolás Baisi, y monseñor Alberto Bochatey OSA, se destaca que “queremos darle gracias al Señor por su fecundo ministerio episcopal; primero como obispo auxiliar de Buenos Aires y, luego, como arzobispo de La Plata. Además, en este Año Vocacional Arquidiocesano pensamos que este aniversario constituye un testimonio valioso de la vocación del pastor, al servicio de toda la comunidad eclesial”.

Enviado para anunciar el Evangelio con la voz y el testimonio
El 4 de abril de 1992 fue un sábado muy lluvioso, lo que no fue impedimento para que a las 11 la catedral porteña estuviera colmada al máximo por los fieles que asistían a la ordenación episcopal de dos obispos auxiliares: Héctor Aguer y Rubén Oscar Frassia, por las manos del cardenal Quarracino, con quien concelebraron el cardenal Juan Carlos Aramburu, el nuncio apostólico Ubaldo Calabresi, 18 obispos y arzobispos y 250 sacerdotes.

Hacia el final de la celebración pronunciaron unas breves alocuciones los flamantes obispos. Monseñor Aguer se refirió a su condición de "obispo auxiliar" y prometió serlo de todos.

"Soy obispo auxiliar de Buenos Aires -dijo-, de esta ciudad que fue mi cuna y a la que tanto quiero. Ciudad compleja y de fuertes contrates; rica, y a la vez lacerada por muchas miserias, orgullosa e ingenua, febril y melancólica, indiferente y tierna. Pienso en sus barrios y en su gente: en sus pobres, sus enfermos y sus jóvenes; en los que viven solitarios en medio de la muchedumbre, en los que llegan a ella ilusionados con su última esperanza; en los creyentes desconcertados, en los que están alejados de Dios (aunque Dios no lo esté de ellos), en los que no conocen a Cristo. A esta ciudad soy enviado, junto con la Iglesia que mora en ella para anunciar el Evangelio con la voz y el testimonio, para que se difunda, llevado por los 'buenos aires' de su nombre el perfume de Cristo. Sé que será necesario reflexionar muy seriamente sobre los caminos de la evangelización; habrá que orar y sufrir; será menester trabajar calladamente, todos los días, como reza mi lema: Silenti opere".

Dos meses y veinte días después (el 27 de junio), en la misma catedral y por el mismo cardenal Quarracino, era ordenado obispo, también auxiliar de Buenos Aires, el padre Jorge Mario Bergoglio SJ, hoy obispo de Roma y papa Francisco, quien envió a monseñor Aguer una afectuosa carta por sus Bodas de Plata episcopales.

En la misiva Francisco felicita a monseñor Aguer por el trabajo realizado como arzobispo de La Plata, e incluye un dato íntimamente personal: "Me es muy grato recordar que trabajamos juntos en aquel tiempo ejerciendo el ministerio episcopal en la misma comunidad eclesial, para anunciar a los fieles de Buenos Aires las verdades de la salvación".

Texto de la carta del Santo Padre

Al Venerable Hermano
Héctor Rubén Aguer
Arzobispo Metropolitano de La Plata

Al acercarse tu jubileo episcopal de plata, que celebrarás el día cuarto del próximo mes de abril, con todo gusto queremos enviarte, Venerable Hermano, unas palabras de cercanía espiritual y de acción de gracias, alegrándonos contigo en el Señor, que se ha dignado colmarte de tantos dones en tu vida y en tu itinerario pastoral, y que tú has procurado acrecentar con ánimo agradecido y dispuesto.

En verdad, recibiste una sólida educación espiritual y cultural tanto en tu familia cuanto en las escuelas, como en el Seminario de nuestra querida ciudad de Buenos Aires. Has seguido diversos estudios, preparando tu corazón y tu inteligencia para el anuncio del Evangelio, con la guía de valiosos maestros. Ordenado presbítero el 25 de Noviembre de 1972, desde entonces has trabajado con diligencia por el bien de los fieles cristianos, y en la diócesis de San Miguel has sido rector del Seminario.

Tomando en cuenta tus dotes sacerdotales y tu pericia pastoral, San Juan Pablo II el 26 de febrero de 1992 te elevó a la cumbre del sacerdocio y te constituyó Auxiliar de la recordada arquidiócesis. Nos es muy grato recordar que trabajamos juntos en aquel tiempo ejerciendo el ministerio episcopal en la misma comunidad eclesial, para anunciar a los fieles de Buenos Aires las verdades de la salvación. Luego has sido promovido como Arzobispo Coadjutor de la Iglesia Metropolitana Platense, a la que gobiernas plenamente desde el año 2000.

Consciente de la misión que te fue confiada, cumpliste activamente el ministerio de predicar, santificar y conducir. Visitando con diligencia las parroquias e interpretando rectamente la doctrina católica, has procurado presentar a todos el perenne mensaje cristiano. Conduciendo a tus fieles por los senderos del Evangelio, los has exhortado asiduamente a marchar en la vida cotidiana por el camino estrecho y a que mostraran un corazón abierto a quienes buscan la verdad. Desempeñaste además un valioso trabajo en dicasterios de la Curia Romana, especialmente en la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia y en la Pontificia Comisión para América Latina, así como en la Conferencia Episcopal Argentina.
Al congratularnos afectuosamente contigo, rogamos insistentemente al Divino Pastor para que, por la intercesión de Santa María Virgen, siga acompañándote con su ayuda y robustezca el vigor de tu espíritu y tu salud corporal. Finalmente, como señal de nuestra benevolencia para contigo y prenda de la gracia divina, te impartimos la Bendición Apostólica para que la comuniques a tu rebaño, mientras a todos ustedes les pedimos que recen para que ejerzamos siempre el pesado oficio Petrino de acuerdo con la voluntad divina.

Desde el Vaticano, 4 de marzo del año 2017, cuarto de Nuestro Pontificado.

Francisco.+

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