A su llegada, a la entrada en la plaza Filangieri, el Papa fue recibido por Luigi Pagano, Superintendente Regional de Lombardía, por la directora Gloria Manzelli, por el Comisario Jefela comandante Manuela Federico, y por el capellán don Marco Recalcati.
Después, en el hall de entrada, el Papa saludó al personal de la Dirección y de la Policía Penitenciaria. Luego, en diferentes sectores de la estructura, el Papa saludó personalmente a los prisioneros y almorzó con un centenar de ellos en el Tercer Raggio de la cárcel del distrito, compartiendo un típico menú milanés: arroz con azafrán, milanesa y papas fritas con alcachofas. Una ciudadana argentina detenida en la cárcel de San Vittore, fue una de las que compartió el almuerzo con el Santo Padre, según confirmó la agencia Télam, se trataría de Mónica Méndez.
Uno de los presos -publica Avvenire- saludó al pontífice en nombre de todos: “Su Santidad, buenos días, sea bienvenido. Con inmensa emoción le damos las gracias por esta visita suya inesperada a San Vittore, gracias por haber elegido nuestra cárcel entre todas las de Lombardía”, expresó.
“Nos sentimos privilegiados y lo somos, porque con todos los males que hay en el mundo, las adversidades y las personas que sufren, que seguramente están más necesitadas, no obstante, sus innumerables compromisos, como representante de la Iglesia, usted quiso dedicarnos su tiempo”.
Los presos aseguraron que “su presencia es para todos, un gran signo de esperanza que nos da fuerza y ánimo, restituyéndonos esa dignidad que a menudo olvidamos y considerados ‘entre los últimos de la sociedad’, tenemos el riesgo de perder en la oscuridad y en la angustia de la vida carcelaria”.
Los detenidos aseguraron querer “tener la posibilidad de renacer y regresar a través del recorrido de fe y de reeducación social, a ser parte integrante del mundo exterior”.
“Son maravillosos el amor y las atenciones que usted demuestra por los detenidos, las palabras y los mensajes pronunciados durante sus visitas en las diversas cárceles del mundo, con los cuales busca penetrar en los corazones de la gente y remover las conciencias de los potentes”.
Además, pidieron al Santo Padre orar por ellos “para que nuestros errores se conviertan en sincero arrepentimiento, así como fuente de enseñanza para no volver a equivocarnos y vivir nuestra vida futura como verdaderos hijos de Dios”.
“Ore con todos nosotros para que la sociedad comprenda que somos pecadores como todos, que también nosotros somos capaces de redimirnos de aquello que hemos cometido, que somos capaces de amar y de tener sentimientos como todo ser humano”.
También le pidieron oraciones para que “el mundo político tenga la valentía de afrontar y resolver cuanto antes los problemas de la reforma de las cárceles, manteniendo al mismo tiempo una alta atención a la dignidad y la recuperación del encarcelado”.
San Vittore es una cárcel judicial, -explicó Radio Vaticana- lo que significa que los reclusos están en fase de juicio y no están descontando una pena. Se trata de personas que, al estar siendo procesadas, “viven una situación emotiva muy intensa respecto a la de quien, a menudo, está moralmente resignado en otras cárceles, teniendo perspectivas de pena más largas”.
Tras descansar en la habitación que suele ser usada por el capellán de la cárcel, el pontífice se trasladó en auto hasta el Parque de Monza para celebrar la Misa.+
Publicar un comentario