Sacerdote amenazado se despidió de su comunidad: “”Seguimos juntos, evangelizando”
El prelado dispuso el traslado del sacerdote a otro destino pastoral, para “resguardar su integridad física”, luego de que recibió una serie de mensajes intimidatorios.
El padre Farrell inició su carta con una frase de Atahualpa Yupanqui: “Dicen que no son tristes las despedidas. Dile al que te lo dijo, que se despida”, y dio gracias a Dios por haber podido compartir la misa “en las capillas, en asentamientos, en las calles y en las casas”, celebraciones que se hicieron para él “un ejercicio de felicidad”.
“Gracias Señor, porque en esta parroquia pude vivir mi sacerdocio a la intemperie”, sostuvo.
Asimismo, expresó su gratitud a la Virgen, porque “muestra siempre el lado más tierno de Dios y de la Iglesia; por su amor a los más débiles y porque nos enseñó que Dios no está del lado de los poderosos”, y agregó: “A ella le debo el no haber perdido de vista la estrella del buen rumbo”.
“Gratitud a todos ustedes, que me han confirmado que lo que quieren del sacerdote es que sea sacerdote. Que predique la Cruz con sus dos palos: el vertical que nos hace mirar a Dios en la fe y la esperanza, y el horizontal que nos hace mirar a los hermanos en el amor, en el servicio, en la dimensión social y política del mensaje de Jesús”, puntualizó al dirigirse a la comunidad.
El sacerdote también agradeció a “todos los compañeros y compañeras que militan por la causa de la justicia, que es también la causa de Jesucristo, hoy, por gracia de Dios, tan bendecida por el papa Francisco”, a las religiosas de la Pequeñas Hermanas de los Pobres que le trajeron a la parroquia “un aire nuevo, un fervor misionero, un acercamiento real y honesto a los más pobres y sufrientes”.
Asimismo, a los sacerdotes, diáconos y ministros que lo acompañaron en la tarea pastoral y a monseñor Maletti, a quien dijo vivirlo como “padre y como hermano” y le expresó: “Fernando Carlos, sos un pastor con olor a oveja. ¡Gracias!”.
El padre Farrell se comprometió a “seguir sirviendo al Reino, donde nos toque estar a cada uno y en especial en Cuartel V. Esta es también nuestra alegría: llevar a Jesús a los pobres y caminar con ellos los caminos de la fe popular”.
“No nos olvidemos amigos que pertenecemos a la misma Iglesia, tenemos al mismo Dios por Padre, creemos en el mismo Jesucristo, tenemos la misma madre María Santísima, luchamos por el mismo Reino, servimos al mismo Pueblo y nos espera la misma Patria”, subrayó.
“Estoy tranquilo porque sé que la Virgen de Luján y el Negro Manuel se van a seguir ocupando de mí. ¡Ni un tantito así para atrás! Seguimos juntos, evangelizando. Estamos cerca. Gracias por todo. Recen por mí”, concluyó.+
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