Con el título “Tiempo de elecciones: una escuela para todos”, el mensaje reflexiona sobre la responsabilidad de elegir a los representantes y gobernantes. Con énfasis en la crisis global y sus consecuencias económicas y sociales, y teniendo en cuenta la pobreza y conflictividad social, los obispos recuerdan que “Dios jamás abandona a su pueblo, pero le da la oportunidad de crecer en el amor a Él y al prójimo, permitiendo que a veces pase por períodos muy duros”.
Los prelados llaman a “crecer en el compromiso ciudadano y buscar juntos soluciones a tantos hermanos que la sociedad descarta y excluye de los bienes sociales”, con una economía más solidaria.
“Las elecciones despiertan esperanzas de cambio”, aseguran, aunque se muestran alarmados por la creciente falta de fe en la posibilidad de que algo cambie, “que lleve a una mayor justicia y a una distribución más equitativa de los bienes”. Advierten también que muchos “consideran las elecciones como una mera formalidad, a través de la cual cambiarán los nombres de los gobernantes de turno, para que nada cambie”.
Los obispos de Corrientes expresan su esperanza en la posibilidad de “otra forma de hacer política”, que depende de todos y de cada uno, y llamaron a “fortalecer nuestro compromiso ciudadano con ‘lo público’”.
Los pastores piden además que los candidatos “enseñen, con la palabra y el ejemplo, cómo debe ser una competencia transparente, respetuosa del adversario y de acuerdo con la verdad”, para consolidar así los valores de la democracia, fortalecer la convivencia pacífica y promover la amistad social entre los ciudadanos.
“La nobleza de la función pública exige del candidato testimonio personal, como expresión de coherencia y ejemplaridad para el crecimiento de la comunidad”, aseguran, y exhortan a los electores a evaluar a los candidatos según criterios de honestidad e integridad moral; coherencia de las conductas; compromiso concreto por el bien de todos; capacidad e idoneidad para la función; propuestas claras, concretas y mensurables, que respondan a las necesidades de la sociedad y que garanticen y aceleren la inclusión; interés por proyectar a largo plazo, y capacidad de diálogo y consenso.
Para finalizar, los obispos sostienen que “no hay plena democracia sin inclusión e integración”, y que esa responsabilidad le corresponde a toda la dirigencia. En el bicentenario del Cruce de los Andes, recuerdan la importancia de estar unidos, de ser solidarios y de estar convencidos de que en unidad se puede superar la pobreza, la exclusión, las adversidades, los enfrentamientos y las disidencias, “hacia una provincia que nos incluya a todos y crezca en un intercambio federal y saludable con toda la Nación”.+
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