Inzaurraga: “La Acción Católica quiere insistir en el “con todos y para todos”

Inzaurraga: “La Acción Católica quiere insistir en el “con todos y para todos”

El coordinador del Foro Internacional de la Acción Católica (FIAC), Emilio Inzaurraga, destacó que esa institución laical quiere insistir en el “con todos y para todos” en su trabajo social y comunitario, y aseguró que no pretende ir “con los tapones de punto”.

“Estamos en una sociedad plural, no queremos imponer la fe, la queremos proponer, sin vergüenza, sin complejos, con toda la autoridad que implica sabernos seguidores de Jesús, pero también con la conciencia de que cada uno es libre de tomar sus opciones. Y que la propuesta de Jesús, que en definitiva es el amor, necesita la libertad. Necesita que vos optes por Él. Eso nos lleva al diálogo social, a la amistad social, al trabajar con otros, al descubrir en cada persona semillas de verdad, a descubrirnos nosotros totalmente imperfectos. Somos seguidores imperfectos de Jesús, no tenemos todas las respuestas”, subrayó el dirigente argentino.

En una entrevista con Vatican Insider, Inzaurraga reflexionó sobre los desafíos que propone el papa Francisco, el papel de los laicos en la actualidad y cómo proponer la fe en una sociedad plural y fragmentada.

El dirigente argentino y otros del mundo se encuentran en Roma donde se desarrolla esta semana el II Congreso Internacional de la Acción Católica (AC), con el lema “Acción Católica es misión con todos y para todos”, y mañana serán recibidos en audiencia por el Santo Padre en el Vaticano.

-¿Cuál es el desafío que propone el mensaje del papa Francisco a la Acción Católica?
-Francisco nos muestra el camino. No sólo con lo que dice, sino también con lo que hace. Tiene un mensaje global, insistente, que llega a los centros de decisión. Insiste con los líderes nacionales e internacionales sobre los refugiados, pero también fue a visitarlos y se trajo a varias familias al Vaticano. Nos muestra, desde lo conceptual, nos insiste que en muchos aspectos este sistema no da para más, que nos dice que el capitalismo se pasó de rosca, que es un cambio de paradigma, que hay que poner en el centro al hombre y no al dios dinero, pero al mismo tiempo él hace.

-El Papa dijo alguna vez que, en la Iglesia, “es la hora de los laicos”, pero también reconoció que en este campo es como si “el reloj se hubiera parado. ¿A qué se refiere?
-No es una frase más, es entender que todos tenemos un lugar en la misión que nos propone Jesús. Si vos seguís a Jesús inmediatamente te surge no sólo proponerlo sino, también, vivir sus enseñanzas. El apasionado por Jesús está apasionado por su pueblo, no es evangelización o promoción humana, va todo junto, es un mensaje integral. Eso los laicos debemos asumirlo.

-¿Es difícil, en una estructura naturalmente clerical como la Iglesia, abrir esos espacios a los laicos?
-En algunos lugares sí. Exige reflexión, diálogo. Todos somos Iglesia, todos debemos vernos a como encargados de una misión concreta. Hay personalidades, modos de trabajar desde hace muchísimo tiempo en la Iglesia, que se han enquistado como una cultura en distintas comunidades, por eso cuesta dar el paso para salir de una Iglesia autorreferencial, cerrada, y ser una Iglesia hospital de campaña, madre de corazón abierto, que quiere recibir a todos.

-El Papa pidió a los laicos involucrarse a nivel social y político, pero también una mirada de misericordia. ¿Esa solicitud cambia algo el rol del miembro de la Acción Católica?
-Queremos insistir en el “con todos y para todos”. Estamos en una sociedad plural, no queremos imponer la fe, la queremos proponer, sin vergüenza, sin complejos, con toda la autoridad que implica sabernos seguidores de Jesús, pero también con la conciencia de que cada uno es libre de tomar sus opciones. Y que la propuesta de Jesús, que en definitiva es el amor, necesita la libertad. Necesita que vos optes por él. Eso nos lleva al diálogo social, a la amistad social, al trabajar con otros, al descubrir en cada persona semillas de verdad, a descubrirnos nosotros totalmente imperfectos. Somos seguidores imperfectos de Jesús, no tenemos todas las respuestas.

-¿Eso implica perder la propia identidad?
-Eso nos hace partícipes de una comunidad donde nosotros no nos diluimos para mimetizarnos con todo lo que pasa, porque somos críticos, hay cosas que no nos gustan, cosas que degradan a la humanidad. Las personas, que están llamadas a ser grandes, se hacen pequeñas por las adicciones, la trata de personas, el egoísmo, la guerra. No nos mimetizamos, pero tampoco nos encerramos. Participamos de la vida del pueblo.

-Es un difícil equilibrio ese, ¿no?
-Sí, pero es el desafío nuestro. Nosotros estamos allí, en medio de la gente. Estamos en la normalidad de la vida, no estamos 10 metros sobre el piso, ni estamos “apichonados” sin decir nada.

-¿No es una propuesta de laicado renunciatario?
No, es totalmente distinto. Nosotros no salimos con los tapones de punta, no nos interesa eso.

-¿Por qué no sirve salir con los tapones de punta?
-No es que no sirva, ese no es el estilo de Jesús. Yo sigo a Jesús, no sólo en las verdades de fe sino en el modo de vivir. Si Jesús respetaba, por qué no voy a respetar yo. Si Jesús se sentaba con aquella que parecía, a los ojos humanos, una pecadora, ¿por qué no nos vamos a sentar nosotros con las personas de toda condición? Me voy a sentar donde estén y cómo estén.

-Una mirada de misericordia…
-Esa oferta de seguir a Jesús se la hacemos a nuestra gente. Las personas que se acercan con nosotros vienen muy heridas, con sus familias divididas, con problemas materiales, espirituales. La gente ingresa a nuestros grupos como está en la sociedad. Nuestro espacio trata de ser sanador, pone al centro la palabra de Dios y la vida en comunidad. ¿Para qué? Para ser una posibilidad de crecimiento. Porque se trata de una persona, amada por Dios, que significa muchísimo para los demás. El otro es un don, eso se lo decimos a todos. Algunas personas vistas de otra manera podrían ser descartados, desechados, pecadores, pero acá hay un cambio de mirada. Acogemos a la persona, le ofrecemos una propuesta, pero con toda la libertad del mundo.

-¿Cuál es el principal desafío de la Acción Católica?
-Un desafío importante es llevar adelante estas propuestas. Es un desafío grande, que allí donde está presente la Acción Católica sea un lugar de sanación, de recreación de la fe, de crecimiento en todos los aspectos de la vida, de maduración de la propia vocación y de donación hacia los demás. Porque esto tiene sentido cuando vos lo recibís y lo das, en ese mismo ida y vuelta, tu fe crece.+

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