Mons. Fernández: “El narcotráfico y las adicciones es un tema que no sed está afrontando”
Según ese informe, en 2016 el 48,5% de los hogares percibieron que en su barrio se venden drogas ilegales. Hubo un crecimiento desde 2010, cuando tres de cada diez hogares lo advertían, hasta pasar a ser casi cinco en 2015 y seguir aumentando. El fenómeno es más notorio y más fuerte en el conurbano bonaerense que en la ciudad de Buenos Aires, donde orilla el 36%.
En una conferencia de prensa en la sede de la UCA, el director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, Agustín Salvia, estimó que el aumento sostenido de esta percepción desde 2010 da cuenta, principalmente, del avance del narcomenudeo en los barrios. Es una demanda que crece estimulada por la oferta, el narcomenudeo, dijo, que genera ingresos y algún trabajo, y que construye su propia demanda.
En el acto se presentó una encuesta efectuada a 660 jóvenes de 17 a 25 años de asentamientos informales del conurbano bonaerense en 2015. Casi la mitad de ellos, el 48,8%, tiene algún familiar o conocido que murió en el barrio por participar de actividades ilegales y algo más de la mitad, el 51,5%, observa que es normal que haya ajustes de cuentas en el barrio.
“Me paso todo el día en la esquina”
El 62,5% de los jóvenes encuestados conoce a alguna persona que vende droga y el 50,3% dice que entran personas de afuera del barrio para vender droga, en tanto que el 28% manifiesta que se produce pasta base o paco en el barrio.
Al comenzar la conferencia de prensa, se pasó una grabación, con voces de muchachos y chicas que eran vivo testimonio del problema de las adicciones. Se oyen frases como estas: “Me paso todo el día en la esquina. ¿En mi casa para qué? Si no hay nadie”, “Lo único que hacen es pensar cómo drogarse o a quién le van robar”, “No quiero ir más a ninguna escuela”, “Y si ya mi documento está marcado ¿quién me va dar trabajo?”, “Pero si tenés antecedentes penales, ¿Cómo tenés la caradurez de venir a pedir trabajo?”. Y alguna aspiración de salir de esa dura situación: “Quiero ser como todos, uno más del montón”.
En ese nivel socioeconómico de las zonas más vulnerables, ocho de cada diez jóvenes observan la venta de drogas. Y siete de cada diez jóvenes creen que la policía conoce o participa del tráfico de drogas en el barrio.
Empiezan por el alcohol
En un comentario posterior, Salvia alertó sobre el crecimiento de las adicciones no sólo en esas zonas vulnerables, sino entre las clases medias, donde ingresan no tanto por la desesperación ante difíciles situaciones de vida, sino como si fuera un consumo recreativo o inofensivo, en contextos familiares más permisivos.
Se refirió a la venta de bebidas alcohólicas en las fiestas y a las “previas” en que se consume alcohol en las casas, que abre paso a otras adicciones. Solange Rodríguez Espíndola, del Observatorio de la Deuda Social Argentina, señaló que el alcohol es el inicio de adicciones más severas y que hace falta más atención al segmento de jóvenes entre 15 y 18 años.
Expertos piden un abordaje integral
Dos días antes de presentarse el informe, el 26 de abril, 27 expertos de distintas instituciones analizaron estos temas y sostuvieron que deben ser abordados de manera estratégica, integral y decidida desde las políticas públicas.
Y esas políticas deben detener el avance del narcomenudeo no sólo por una vía represiva que eleve el riesgo de esta actividad, sino también a través de dispositivos de inclusión y rescate socio-económico de las familias y jóvenes que participan del negocio como una estrategia de supervivencia.
En la reunión de prensa intervinieron también Juan Cruz Hermida y Juan Ignacio Bonfiglio, del Observatorio de la Deuda Social Argentina.(Jorge Rouillon)+
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