Los prelados rionegrinos aseguraron en un comunicado que “perdura una deuda histórica con los pueblos indígenas respeto a la posesión de tierra” y se preguntaron por qué no se plasmó en su totalidad “lo mandatado por la ley nacional 26.160. Su ejecución está incompleta, varias de sus exigencias están aún pendientes”.
Asimismo, cuestionaron que el proyecto de ley sobre código de tierras fiscales haya sido elaborado “sin atravesar un proceso serio y profundo de consulta con aquellos que están directa e indirectamente afectados por su implementación”.
“Siendo el tema tierra tan vital para los pueblos indígenas no puede prescindir en su tratamiento de la participación de los mismos, y del consentimiento previo e informado, como está mandado por ejemplo en el artículo 32 de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”, advirtieron.
Monseñor Chaparro y monseñor Laxague expresaron su anhelo de poder contribuir “a un Río Negro en paz y justicia”, por lo que pidieron que este tema de las tierras fiscales sea tratado “con la máxima participación de los pueblos indígenas”, y fundamentaron su afirmación en lo expuesto por el papa Francisco: “Solo así – con la participación y el consentimiento previo e informado- se puede garantizar una cooperación pacífica entre las autoridades gubernamentales y los pueblos indígenas que supere contradicciones y conflictos”.
Texto del comunicado
En solidaridad con la marcha de los pueblos aborígenes de Río Negro en reclamo ante “el proyecto de nuevo Código de Tierras Fiscales” para la provincia, nos parece oportuno compartir estas reflexiones.
Como sociedad perdura una deuda histórica con los pueblos indígenas respecto a su derecho a la posesión de tierra. Y no se puede postergar por más tiempo esa injusticia del pasado y del presente. Por eso instamos al gobierno en sus diversos poderes a acelerar los mecanismos para el reconocimiento o restitución de las tierras y territorios que los pueblos aborígenes reclaman legítimamente.
Nos preguntamos por qué no se plasmó en su totalidad lo mandado por la ley nacional 26.160. Su ejecución está incompleta, varios de sus exigencias están aún pendientes.
Respecto al proyecto de ley sobre código de tierras fiscales, señalamos que fue elaborado sin atravesar un proceso serio y profundo de consulta con aquellos que están directa e indirectamente afectados por su implementación. Siendo el tema tierra tan vital para los pueblos indígenas no puede prescindir en su tratamiento de la participación de los mismos, y del consentimiento previo e informado, como está mandado por ejemplo en el artículo 32 de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Es así que el proyecto no incorpora la cultura y cosmovisión indígena sobre la tierra, el sentido y cuidado de la misma, mientras que acentúa la dimensión productiva, no solo la agrícola, pastoril y ganadera, sino también la turística y minera. No reconoce la posesión real y comunitaria desde la preexistencia de los pueblos indígenas, y pone a cargo de la Dirección de Tierras la administración y facultad de disponer de toda tierra fiscal.
Con el anhelo de contribuir a un Río Negro en paz y justicia pedimos que este tema de las tierras fiscales sea tratado con la máxima participación de los pueblos indígenas. Al respecto viene bien escuchar lo que hace poco decía el papa Francisco: “Solo así – con la participación y el consentimiento previo e informado- se puede garantizar una cooperación pacífica entre las autoridades gubernamentales y los pueblos indígenas que supere contradicciones y conflictos. Inclusión y no consideración solamente. Esto implica que los gobiernos reconozcan que las comunidades indígenas son una parte de la población que debe ser valorada y consultada, y que se ha de fomentar su plena participación a nivel local y nacional. No se puede permitir una marginación o una calificación de clases, primera clase, segunda clase Integración con plena participación”.
Y también retomando palabras del papa Francisco: a ustedes pueblos indígena, siendo que en sus tradiciones y en su cultura, viven el progreso con un cuidado especial a la madre tierra, en este momento, donde la humanidad está pecando gravemente al no cuidar a la tierra, los exhortamos a que sigan dando testimonio de esto.
Dios nos bendiga y nos conceda vivir y caminar como pueblo que quiere la paz, la equidad y el “progreso” real de nuestra provincia sobre la base de una conciencia cada día más comunitaria y solidaria con los más excluidos, y respetuosa con las distintas razas y culturas preexistentes sobre el territorio provincial.+
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