“A un sacerdote que se olvida de la Madre, le falta algo”, dijo el Papa

Ciudad del Vaticano (AICA): “A un sacerdote que se olvida de la Madre y sobre todo en los momentos de dificultad, le falta algo. Es como si estuviese huérfano, mientras en realidad no lo es”, dijo esta mañana el papa Francisco a la Comunidad del Pontificio Colegio Portugués en Roma, al recibirlos en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico del Vaticano.
“A un sacerdote que se olvida de la Madre y sobre todo en los momentos de dificultad, le falta algo. Es como si estuviese huérfano, mientras en realidad no lo es”, dijo esta mañana el papa Francisco a la Comunidad del Pontificio Colegio Portugués en Roma, al recibirlos en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico del Vaticano.

El Santo Padre recordó su inminente peregrinación a Portugal, -los días 12 y 13 de mayo- al Santuario de Fátima, donde hace cien años la Virgen se apareció a los tres pastorcitos, y explicó que “el encuentro con la Virgen fue para ellos una experiencia de gracia que les hizo enamorarse de Jesús. Como tierna y buena maestra, María introduce a los pequeños videntes en el conocimiento íntimo del Amor Trinitario y los lleva a saborear a Dios como la realidad más bella de la existencia humana” y añadió Francisco: “No puedo por menos que desear lo mismo para todos ustedes, queridos amigos”.

Francisco los animó a continuar su formación sacerdotal y les señaló que “por encima de cualquier otro objetivo que los haya traído a Roma, tengan siempre presente este: conocer y amar a Cristo, conformándose cada vez más a Él hasta el don total de sí mismo” y les señaló que la primera preocupación que deben tener sea “crecer siempre en el camino de la consagración sacerdotal, a través de la experiencia amorosa de Dios: un Dios cercano y fiel como lo sintieron los beatos Francisco y Jacinta, y la Sierva de Dios Lucía”.

Francisco pidió que tomen el ejemplo de la Virgen María, “que es su Madre y los ama tanto”. “Déjense mirar por Ella, para aprender a ser más humildes y también más valientes en seguir la Palabra de Dios”, alentó.

“La relación con la Virgen María nos ayuda a tener una buena relación con la Iglesia: las dos son madres”. “Hay que cultivar la relación filial con la Virgen porque, si esto falta, hay algo huérfano en el corazón”, añadió.

“A un sacerdote que se olvida de la Madre y sobre todo en los momentos de dificultad, le falta algo. Es como si estuviese huérfano, mientras en realidad no lo es. Se ha olvidado de su madre. Pero en los momentos difíciles el niño siempre va a la madre. Y la Palabra de Dios nos enseña a ser como niños en brazos de la madre”.

“Miremos a nuestra Madre -exhortó el pontífice-, que está en el corazón de Dios. El misterio de esta joven de Nazaret no es extraño para nosotros. No es “Ella allí y nosotros aquí”. No. Estamos unidos. De hecho, Dios posa su mirada de amor también sobre cada hombre y cada mujer, ¡con nombre y apellido! Su mirada de amor es para cada uno de nosotros”.

El Santo Padre concluyó impartiendo su bendición apostólica sobre la comunidad sacerdotal del Colegio Portugués y los encomendó a la Virgen de Fátima “que les enseñe a creer, adorar, esperar y amar como los beatos Francisco y Jacinta, y la Sierva de Dios, Lucía”.+

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