El obispo de Marawi teme por la vida del sacerdote y los fieles secuestrados por yihadistas
El pasado 23 de mayo el grupo islamista “Maute”, tomaron la ciudad de Malawi, incendió la catedral católica y secuestró al padre Soganub y a 15 fieles entre religiosas y laicos.
Monseñor de la Peña expresó su preocupación por esta delicada etapa de la crisis en curso en Marawi, la ciudad en la isla de Mindanao. Después de la ocupación de la ciudad por parte de los yihadistas y de la imposición de ley marcial declarada el 23 de mayo por el presidente Duterte, los militares filipinos comenzaron el asedio de Marawi y una persecución, casa por casa.
Tras una semana de combates, el ejército retomó el control de gran parte de la ciudad: los yihadistas del grupo Maute, afiliado al Isis, permanecen escondidos en 9 “barangay” de los 96 de Marawi.
La mitad de los residentes abandonaron la ciudad, pero algunos civiles quedaron atrapados en el fuego cruzado. Según las cifras oficiales, han muerto en el conflicto 19 civiles, 13 soldados, cuatro policías y 61 miembros del grupo Maute.
“En un edificio de la ciudad tienen escondidos a los rehenes que pretenden usar para salvar su vida y escapar”, explicó el obispo a la Agencia Fides. “Estamos muy preocupados, no sabemos lo que el ejército va a hacer y cómo reaccionarán los terroristas. Hemos pedido ayuda a los líderes musulmanes de Marawi, nuestros amigos, mientras toda la población católica está reunida en oración, en todo el país”, añade.
En la zona también se produjo una emergencia humanitaria: más de 40 mil personas están desplazadas en centros de evacuación y muchas otras han encontrado refugio con familiares o amigos en las áreas vecinas. Las comunidades católicas y organizaciones de la sociedad civil se han movilizado para ayudar y apoyar a los desplazados.
La Iglesia en Filipinas confía en alcanzar una salida satisfactoria al secuestro del padre Chito y de los otros fieles secuestrados.
El cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, envió un mensaje al pueblo de Marawi: “No sabemos qué decirles. No hay palabras para expresar nuestro shock, confusión y tristeza. Lloramos por ustedes, por todos los filipinos y por todas las vidas arruinadas por la violencia. Apoyo el deseo de luchar por la paz”, concluyó el purpurado.+
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