El Pontífice narró la escena en la que los dos discípulos, desilusionados, sin esperanza y llenos de amargura por la muerte de Jesús, huyen de Jerusalén hacia Emaús. En ese caminar hacia su aldea, mientras conversan con paso triste y desesperanzado, se les une un desconocido, detalló.
“Los ojos de ellos, velados aún por el fracaso de sus expectativas humanas, no reconocen que es Jesús. El Señor camina con ellos, y aunque conoce el motivo de su desilusión, no se impone, sino pregunta y escucha”, agregó Francisco.
Allí Jesús comienza su ‘terapia de esperanza’, explicó el Papa. “Aunque conoce ya el motivo de la desilusión de estos dos, les deja a ellos el tiempo para poder examinar en profundidad la amargura que los ha envuelto”. Y ellos pronuncian aquellas palabras: “Nosotros esperábamos, pero…”, que trasudan tristeza, decepción, derrota, y que son un retrato de la existencia humana que nos es común”. En el fondo, señaló Francisco, todos somos un poco como estos dos discípulos.
“Pero Jesús camina, de manera discreta, junto a todas las personas desalentadas, y logra darles de nuevo la esperanza. Como a los discípulos de Emaús, él habla a través de las Escrituras, manifestando cómo la verdadera esperanza pasa por el fracaso y el sufrimiento”, animó el Santo Padre, y recordó que “al final del camino cumplido en su compañía, Jesús se hace reconocer en la fracción del pan, gesto fundamental de la Eucaristía, don de su amor total, de donde brota la vida de la Iglesia y del cristiano”.
En este encuentro breve entre Jesús y los discípulos, afirmó el pontífice, está todo el destino de la Iglesia: “La comunidad cristiana está encerrada en una ciudad fortificada, sino camina en su ambiente más vital, es decir la calle. Y ahí encuentra a las personas, con sus esperanzas y sus desilusiones, a veces enormes”. La Iglesia escucha las historias de todos para luego ofrecer la Palabra de vida, el testimonio del amor, amor fiel hasta el final. Y entonces el corazón de las personas vuelve a arder de esperanza”, sostuvo.
El Papa insistió en que Jesús siempre está junto a nosotros para darnos esperanza, para encender nuestro corazón y decir: “Ve adelante, yo estoy contigo. Ve adelante”, y finalizó deseando “que Jesús resucitado nos conceda descubrirlo presente y vivo en su Iglesia donde, saliendo a nuestro encuentro y caminando junto a cada uno, nos conduce con su amor infalible y su presencia vivificante por el camino de la esperanza”, concluyó el Papa.+
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