En el Día de la Lucha contra el Narcotráfico, Mons. Dus llamó a “acompañarnos y protegernos”
La Eucaristía se celebró el 26 de junio y fue concelebrada por los presbíteros Alberto Fogar, Roberto Silva y Juan José Crippa.
Como signo de vida, los jóvenes y adultos de la parroquia Santísima Trinidad, de Resistencia, ingresaron con plantines de flores que depositaron al pie del altar y al finalizar la misa se entregaron a los asistentes.
En su homilía, monseñor Dus manifestó “la alegría de compartir esta ocasión con la intención especial de esta jornada, para apoyar y también concientizar esta realidad de las adicciones en el mundo, en nuestra sociedad; también tomar nosotros una parte activa en acompañar, rescatar a nuestra gente y hacernos conscientes de estas dificultades”.
“De modo especial nos unimos a la propuesta de las Naciones Unidas, y también a las pastorales de ayuda a los hombres y mujeres que viven las adicciones, que celebran hoy un acto central en Rosario, como lugar simbólico, que nos ayuda a mirar la realidad desde nuestras situaciones de adicciones en el país, del narcotráfico, que atenta contra el orden constitucional, contra la paz social”, expresó el arzobispo.
El prelado señaló además que “en esta actividad de rescate de las situaciones de drogadependencia, no sólo los cristianos, no sólo los católicos, sino también mucha otra gente de otras creencias, de buena voluntad, trabajan también”. En este sentido, recordó la presencia del “Refugio San José”, a cargo del presbítero Crippa en el ámbito eclesial, y compartió la experiencia de una invitación de un centro de Narcóticos Anónimos. Al respecto, testimonió: “Me alegró encontrarme con algunas personas que nos hemos conocido ocasionalmente en otros lugares pero justamente sabiendo que es un espacio más abierto que el confesional, no de una única fe, de una creencia, sino abierto a todos”, dijo.
Monseñor Dus aseveró que “realmente me puedo dignificar como hombre, como mujer, como persona, comprometiéndome más, no abstrayéndome de las necesidades o del compromiso en favor de los otros. Esto, desde nuestro acto, desde nuestra realidad personal, que siempre es limitada, pero que sumada es capaz de transformar”.
Así como fuimos bendecidos en Abraham, explicó el arzobispo, “también hemos sido bendecidos en Cristo para que nuestras palabras y nuestras obras sean transformadoras, puedan cambiarnos, en nosotros y también en lo que hacemos. En este contexto es bueno sentirnos con esta fuerza de Dios, con ese llamado que nos hace al corazón y a la conciencia para que nosotros nos sintamos responsables un poquito más de la vida de unos y otros”, afirmó.
El prelado llamó a cuidarnos, acompañarnos, protegernos, acercarnos con un corazón de afecto y de ternura, “que eso es lo que nos dignifica como personas, también como cristianos”, agregó.
En el final de la celebración, el sacerdote Juan José Crippa, responsable del hogar de contención “Refugio San José”, afirmó: “Me alegra ver a jóvenes y adultos rezar por un objetivo común, porque acá no hay diferencia. Nuestro enemigo no hace diferencia, va especialmente a los jóvenes, cierto, porque son los más consumidores, porque siempre tienen que consumir algo, pero no le importa en definitiva ni el status social ni el color, lo que le importa es destruir, por eso, pidamos a Dios y comprometámonos cada uno hacer algo donde estamos, que no seamos uno más del montón, que donde estemos podamos hacer diferencia, escuchando, acompañando, conteniendo, pero que siempre nuestra presencia pueda ser un signo que marque diferencia en el mundo en que vivimos”. +
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