La familia denunció que perdió todo contacto con su hijo, dado que los agentes rechazaron que el presunto blasfemo esté detenido bajo su custodia ni les permitieron visitarlo.
En Pakistán, la blasfemia es castigada con la pena de muerte, aunque sólo la sospecha provoca la reacción violenta de musulmanes.
Masih fue denunciado por el miembro del partido extremista islámico 'Tehreek-e-Tuhafaz', Ishtiaq Qadri, con quien tuvo una discusión en su lugar de trabajo.
El joven, que es barrendero en el hospital local Shahmim Riaz, fue provocado en su lugar de trabajo en varias ocasiones por Qadri. Éste acusó al menor de insultar al profeta Mahoma.
"He educado a Shazad como un fiel cristiano devoto. Jamás enseñé a mi hijo a odiar a ninguna persona que pertenecieran a otra religión y por esto estoy seguro que las acusaciones contra él son falsas", afirmó la madre de Masih.
El 18 de julio, tras el arresto del joven, su familia fue obligada a escapar de la ciudad, luego de recibir amenazas de muerte.
"Este pobre joven ahora deberá enfrentar el más espantoso de los procesos y pudrirse en la cárcel por gran parte de su vida. Aún más, en este clima de intolerancia religiosa, podría infligírsele la muerte ya sea por vía judicial o de un procedimiento extra-judicial", lamentó Wilson Chowdhry, presidente de la British Pakistani Christian Association.+
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