Y alguien que no pudo faltar fue la imagen de Nuestra Señora del Valle que ella tanto veneraba y cuidada con sus arreglos florales. La imagen cuatro veces centenaria fue bajada del camarín por monseñor Urbanc y colocada junto a su “costurera”, Rina Quiroga.
“Hoy despedimos a un justo, a alguien que vivió en la presencia de Dios, que amó entrañablemente a Dios y lo expresó a través del amor a la Virgen, a tal punto que esa imagen -que ella tanto cuidó y a la que se consagró durante 25 años- está acá, en el presbiterio”, expresó el obispo de Catamarca.
“¡Cuánto ha engalanado esta imagen, cuánto nos ha enseñado a amar a María!”, exclamó.
La basílica, testigo de la incansable labor de cada día de Rina Quiroga, fue colmado por amigos, servidores de las distintas áreas del santuario, miembros de instituciones y movimientos eclesiales y fieles que acompañaron a los familiares en este momento de dolor por la partida y de esperanza cristiana.
En su homilía, el obispo pidió a la difunta su ayuda desde el Cielo, para “ser santos, servidores y vivir la fe con alegría y esperanza”. “Ella entra llena de luz y victoriosa al Cielo donde María, no ya con esta imagen sino Ella en persona, la abraza”, aseguró y afirmó que seguramente Rina está admirada viendo las vestiduras de María en el Cielo.
“Ella está en paz y porque ella está en paz, nosotros tenemos paz. Pidamos a Rina que desde el Cielo nos ayude a amar más y mejor cada día, con fidelidad. Si nosotros llevamos la vida de oración, de entrega, de trabajo que tuvo Rina podremos ser fieles. Donde hay amor nadie se excusa, éste es el legado que nos deja nuestra querida Rina”, manifestó monseñor Urbanc.
“Un precioso grano de trigo trabajado por Dios”
Tomando otra imagen de las Sagradas Escrituras expresó: “Jesús en el Evangelio nos decía que si el grano de trigo que cae en tierra no muere queda solo, pero si muere da muchos frutos. A este precioso granito de trigo de nuestra querida Rina, Dios lo vino trabajando mucho tiempo, 92 años lo trabajó, y hoy es depositado en la tierra y va a dar mucho fruto”, dijo pidiéndole a la difunta que interceda ante el Señor para que le conceda a la diócesis vocaciones sacerdotales y servidores del santuario.
Luego de la comunión, los sacerdotes bajaron del presbiterio para acompañar la bendición impartida por el obispo diocesano del féretro donde descansan los restos mortales. Antes de que la Virgen del Valle regresara a su camarín, monseñor Urbanc acercó la imagen a la hermana de Rina Quiroga, quien -con profunda emoción- pudo abrazar a la Morenita del Valle.
Finalmente, la gran multitud presente despidió a la consagrada desde el atrio de la catedral basílica con un aplauso mientras repicaban las campanas del santuario.+
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