Con el lema “Compartiendo nuestra mirada en familia”, el encuentro reunió a numerosas comunidades que están trabajando en todo el país para abordar la compleja realidad de las adicciones desde una perspectiva más integral, pastoral y comunitaria.
“Saber que somos muchos, que tenemos las mismas dificultades, que caminamos por un montón de tensiones y que lo hacemos todos juntos, en nuestra Iglesia, es como decimos, la alegría de saber que no estamos solos, la alegría del verdadero encuentro”, destacó Pablo Vidal, miembro del área Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones de Cáritas Argentina.
La reunión fue organizada por personas que participan en los Centros Barriales de Cáritas y de la Familia Grande Hogar de Cristo, que trabajan conjuntamente para dar respuesta a esta problemática.
El encuentro fue un acontecimiento importante por muchos motivos. Primero, por ser el primero que se realiza a nivel nacional. “Fueron invitados a participar todos los Hogares de Cristo y todos los centros barriales que venimos acompañando desde Cáritas. Hay algunos que recién están empezando y otros que ya vienen con un cierto desarrollo, pero queremos integrarlos en el trabajo en red porque sabemos que todos tienen un carisma, un don para aportar”, explicó Pablo Vidal.
En segundo lugar, contó con una notable participación, estimada en unas 400 personas. “Muchos de los jóvenes que hoy son parte de estos equipos de los centros barriales tuvieron una historia de consumo. Había verdadera necesidad de encontrarnos y conocernos”, afirmó Vidal.
En la actualidad hay 70 centros distribuidos en 33 diócesis de todas las regiones pastorales del país y cada uno de ellos brinda una respuesta diferente a la problemática de las adicciones, de acuerdo a cada realidad.
El encuentro “fue un espacio para volver a recordar nuestra fuente, nuestra historia, para pensar y volver nuestra mirada a los puntos básicos que nos aúnan”, explicó y detalló que se desarrolló mediante exposiciones cortas en donde cada lugar pudo aportar su propio don, “su propia riqueza que enriquece a toda la red”. Las charlas fueron disparadores para después trabajar en grupo, para pensar cómo adaptarlo a cada lugar.
“Durante la misa de cierre –comentó Vidal- sentimos algo muy fuerte y hubo un momento especial en el que recordamos a quienes fallecieron”. Y continuó: “Salimos del encuentro muy transformados desde el corazón y se respiraba una espiritualidad muy profunda, porque todos los que estábamos ahí éramos gente que viene del barro, de la trinchera. Y también, personas de muchos lugares del interior que están luchando solos y que creen que son unos locos, sintieron acá que -al fin- encontraron una familia”.+
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