Mons. Stanovnik en San Pantaleón: Supliquémosle a este médico de Dios que nos cure el alma
Las fiestas patronales llevaron el lema La misericordia, expresión de la alegría del amor en las familias. A las 9 se celebro la misa por los peregrinos y a las 11, por los enfermos. La celebración central, presidida por el arzobispo, se desarrolló a las 17, luego de la procesión. Por la noche se celebró una misa por los trabajadores.
En su homilía, el arzobispo destacó la figura de San Pantaleón, laico, médico y mártir, en una época de fuertes persecusiones contra los cristianos. Fue un joven laico que llegó a ser médico en la corte del emperador.
Monseñor Stanovnik recorrió la historia del santo, de quien enfatizó la respuesta del médico al llamado de Jesús. El que invita es nada menos que Jesús, y lo que promete al que lo sigue es la vida y la felicidad, esa que dura para siempre y que es imposible comprarla ni aun ganando el mundo entero. Sin embargo, nosotros nos engañamos pensando que teniendo esto o aquello, este placer o aquel puesto, vamos a ser felices. San Pantaleón nos dice que no es así y que la verdadera vida y la felicidad se encuentra en aceptar la invitación que nos hace Jesús de seguirlo a Él, y no amar con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad.
El prelado relató la historia del martirio de San Pantaleón, quien al convertirse al cristianismo fue perseguido, amenazado y torturado, sin que por eso vacilara su fe. Estremece el corazón un testimonio de fe tan extremo y valiente, consideró monseñor Stanovnik, y recalcó que sin Jesus, su vida ya no tendría sentido, por eso el santo prefirió la muerte en lugar de renegar de Él.
La pregunta que cabe hacer a los que nos consideramos devotos de san Pantaleón es esta: ¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué lugar ocupa en mi vida? ¿Qué daría por Él? ¿Me doy cuenta, como san Pantaleón, de la belleza que hay en el cristianismo? ¿Qué tiempo le dedico a conocer y profundizar más en mi fe?, preguntó el arzobispo, y recordó que el primer mensaje que nos deja nuestro santo es la ejemplaridad de su vida cristiana.
Que su ejemplo nos estimule a vivir mejor nuestra fe en Dios y nuestro compromiso con la comunidad, deseó monseñor Stanovnik, e invitó a los fieles a confiar en su intercesión: Supliquémosle a este médico de Dios, que nos cure el alma, que nos alcance la gracia de tener un corazón más blando y sensible hacia los pobres y los que sufren.
Con san Pantaleón, pongamos de nuevo en el centro de nuestra vida a Jesús y su invitación a seguirlo sin condiciones. Con Jesús, la vida cambia completamente y todo adquiere un sentido nuevo, luminoso. Demos gracias por los beneficios que hemos recibido por la intercesión de nuestro santo, y alegrémonos con él por la belleza de nuestra fe cristiana; por la gracia de pertenecer a la Iglesia que nos da la posibilidad de sentirnos pueblo de Dios, peregrinos en esperanza que se ayudan unos a otros, y juntos saborean por anticipado la maravillosa meta que les espera al final de la peregrinación, concluyó.+
Publicar un comentario