Mons. Lozano evocó al arzobispo Romero, el beato “martirizado dos veces”
El prelado indicó que viajó a El Salvador para participar de encuentro de obispos responsables de Pastoral Social y Cáritas de los países de América Latina y El Caribe, en el que estudiarán los alcances de la encíclica Populorum Progressio de papa Pablo VI, y rendirán homenaje en oración ante la tumba del mártir que fue asesinado por un sicario mientras celebraba la misa en la mañana del 24 de marzo de 1980.
“Quienes lo habían amenazado pensaron que con el miedo y la extorsión lograrían su silencio. Que con su muerte podrían obrar con impunidad. El arzobispo Romero se jugó por la paz, la verdad, la justicia, los pobres, los que eran torturados y asesinados”, subrayó.
El arzobispo argentino indicó que el Papa envió como delegado para esta celebración al cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago de Chile, a quien el pontífice le envió una carta en la que refiere a monseñor Romero como “ilustre pastor y testigo del Evangelio, defensor de la Iglesia y de la dignidad humana”. Y agregó citando a Francisco: “Nos ha mostrado su ‘amor por todos, especialmente los pobres, marginados y aislados de la sociedad’”.
Asimismo, destacó el arzobispo de Panamá y presidente de la Conferencia Episcopal Panameña, monseñor José Domingo Ulloa, anunció –en la edición panameña del Osservatore Romano- que uno de los patronos propuestos para la Jornada Mundial de la Juventud, por realizarse del 22 al 27 de enero del 2019 en la capital de ese país centroamericano.
Tras citar otros textos referidos a monseñor Romero, el prelado consideró que “para comprender cabalmente por dónde pasó la beatitud de este beato que hoy cumpliría 100 años es bueno que traigamos a nuestra evocación la estrecha relación que tuvo con Pablo VI.
El prelado aseguró que al beato le gustaba que lo llamaran “el catequista de la diócesis”, y era “un apasionado por los niños. Se entregó por entero al servicio de su pueblo. Así era Romero. Le dolió la Iglesia, a la que amó”, y recordó que “el cardenal Eduardo Pironio (argentino y en camino a la santidad) fue un amigo que le brindó aliento y consuelo en momentos difíciles”.
“‘En otra oportunidad (octubre de 2015) Francisco se refirió a que lo mataron dos veces; una con las balas, otra con las calumnias: una vez muerto fue difamado, calumniado, ensuciado. Su martirio se continuó incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y el episcopado’. Se le siguió ‘lapidando con la piedra más dura que existe en el mundo: la lengua’”, subrayó.
Por último, monseñor Lozano destacó que “así son los santos, factores de unidad y comunión aun ante el odio de los enemigos” y expresó: “Dan ganas de imitar su entrega y claridad. Acaricio y beso su tumba, su memoria y su vida”.+
Texto completo de la reflexión
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