Navidad en la cárcel de mujeres: “Dios es la fuerza que nos hace libres”

Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA): Monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, visitó la unidad penitenciaria de mujeres Nº50, para celebrar la misa de Navidad, bendecir a las internas que allí se encuentran y compartir un momento fraterno. Lo acompañó la hermana Helena Kuc, delegada para la pastoral penitenciaria; el presbítero Raúl Escudé, capellán de la unidad penitenciaria; un seminarista y miembros de la pastoral penitenciaria.
El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, celebró la misa de Navidad y bendijo a las mujeres que se encuentran privadas de su libertad en la unidad penitenciaria Nº50.

Acompañado por la hermana Helena Kuc, delegada para la pastoral penitenciaria; el presbítero Raúl Escudé, capellán de la unidad penitenciaria; un seminarista y miembros de la pastoral penitenciaria, el obispo recorrió las instalaciones del penal, donde bendijo al personal que allí trabaja y a las internas, regalando a cada una la imagen de un pesebre.

El prelado presidió luego la misa en el salón de usos múltiples, y en su homilía expresó: "Hoy Jesús quiere nacer en el corazón de cada uno de nosotros, ¿y cómo nace?, como decía claramente el Evangelio y queda representado en el niñito que tenemos acá: un niño recién nacido, envuelto en pañales, y recostado en un pesebre. El poder de Dios, la grandeza de Dios está presente en algo tan débil, tan pequeño como es un niño recién nacido envuelto en pañales y recostado en un pesebre", describió el obispo.

Monseñor Mestre habló a las internas sobre la libertad interior: "Hay gente que está afuera y no es libre, uno puede estar acá adentro y con Jesús tener un corazón libre, preparándose para la salida. Que este sea un tiempo para ganar la libertad que verdaderamente vale la pena, que les va a permitir disfrutar a sus hijos, nietos, compañeros, lucharla, pelearla para conseguir un laburo. Esa libertad se gana en el corazón y esa libertad nos la regala Dios. Qué lindo poder vivir una Navidad con el corazón abierto a Dios, abierto al Niñito Jesús, envuelto en pañales y recostado en un pesebre; que trae paz, tranquilidad y que nos hace a todos profundamente libres".

"Que podamos liberarnos de todo lo que nos ata, no sólo estos muros, sino las ataduras más complicadas y jodidas, que son las ataduras de nuestro propio corazón. Por eso que al celebrar esta misa, al seguir cantando y orando, podamos tener presente el abrir el corazón al Niño Jesús que nos trae paz, tranquilidad y nos hace profundamente libres: Abramos el corazón desde adentro para prepararnos, para que en el tiempo más corto que se pueda, gocen de la total libertad compartiendo con sus familiares la fuerza de Dios en el corazón, la fuerza que nos hace libres", concluyó.+

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