Ayuda a la Iglesia Necesitada tomó sólo a trece países para su informe porque son los estados donde la persecución es más seria: China, Egipto, Eirtrea, India, Irán, Irak, Nigeria, Corea del Norte, Pakistán, Arabia Saudí, Sudán, Siria y Turquía.
Asimismo el informe, para mostrar la relevancia de estos datos, ofrece los resultados del Pew Research Center en los que señala cómo en 2014 había 108 países en los que los cristianos eran víctimas de las restricciones gubernamentales o sufrían hostilidad social, mientras que en 2015 la cifra había aumentado a 128 países.
En todos ellos se dan violaciones de los derechos humanos fundamentales: violencia, secuestros, detenciones injustificadas, juicios injustos, prohibición de asambleas religiosas o manifestaciones (religiosas) pacíficas.
La lista incluye aquellos países en los que es el Estado el principal perseguidor (Corea del Norte), otros donde son grupos terroristas los culpables (ISIS en Irak o Siria) o aquellos en los que se combinan los dos (Pakistán).
También se añade Turquía por el papel que juega en Medio Oriente y que afecta a los cristianos.
En China obispos y sacerdotes continuamente siendo detenidos y desaparecidos. Esto provocó la muerte o el exilio de centenares de miembros de la Iglesia y de creyentes en el gigante asiático.
La situación empeoró ya que nuevas leyes provocan la destrucción de iglesias para que no dominen el horizonte o los crucifijos son destruidos. Hay amenazas de una legislación más restrictiva. Creció la vigilancia y las casas-iglesias están bajo una mayor presión.
En Egipto los ataques son cada vez más y más sangrientos. Más de 100 muertos en tres atentados y numerosos cristianos asesinados uno a uno por extremistas. En diciembre de 2016, un terrorista suicida se inmoló en una iglesia matando a 29 personas e hiriendo a otras 50. En abril de 2017, otros dos suicidas mataron a 44 dejando 120 heridos.
Eritrea, encarcelados únicamente por su fe. El Gobierno aumentó la represión, apresando a los que se oponen al creciente control de los grupos religiosos y continúa el éxodo de cristianos. Organizaciones de defensa de los Derechos Humanos ponen el foco en maltratos y falta de alimentos para los prisioneros cristianos. En algunas ocasiones, destruyen las iglesias con los fieles dentro.
En India los cristianos sufrieron una nueva ola de violencia que se incrementó desde las elecciones de marzo de 2017. En los primeros cinco meses de 2017 hubo 316 incidentes. Gandham Padma Rao, ministro cristiano de 49 años, fue apaleado hasta dejarlo en coma, por un grupo de extremistas indios (Hindutva) cuando estaba visitando un pueblo cuya iglesia había sido destruida en 2015.
En Irán se registró una escalda de sentimiento anticristiano en los medios de comunicación y proliferación de publicaciones anticristianas. La Iglesia sufrió confiscaciones de propiedades, denegación de visados, vigilancia y tácticas intimidatorias. La presión contra los grupos cristianos la relaciona el gobierno de los ayatolás con posibles agentes extranjeros, aunque en comparación con otros países de Oriente Medio y Próximo la convivencia civil es pacífica.
Irak no es país para cristianos. El Estado Islámico itentó eliminar el cristianismo en las áreas que están bajo su control, destruyendo las iglesias y forzando a convertirse. Las leyes del Gobierno central han suscitado temor entre los cristianos por los intentos de que los niños sean obligados a renunciar a su fe.
La explanada del Nínive, antaño un oasis cristiano en un desierto musulmán, ha sido barrida por los diversos grupos terroristas y, pese a la reconstrucción, se da por perdida la presencia de esta religión en la zona. Los pocos que quedan tienen miedo a ser señalados por el aumento de radicalismo yihadista debido a la pobreza postconflicto. Por primera vez en 2.000 años, no hay cristianos en esta parte del planeta.
En Nigeria los ataques de la etnia Fulani provocaron la devastación de numerosos pueblos y el asesinato de muchos cristianos. La Iglesia informa que los gobiernos locales y los militares son cómplices de estas atrocidades a la vez que ofrecen armas y financiación. En abril de 2017, 13 personas fueron asesinadas después de haber sido seguidas hasta sus domicilios. Su único error: asistir a misa públicamente.
En Corea del Norte, los cristianos convictos son enviados sistemáticamente a campos de concentración donde hay asesinatos extrajudiciales, tortura, inanición, abortos forzados y violaciones.
En Pakistán abunda la discriminación contra los cristianos, lo que es evidente en los colegios, incluyendo los libros de texto, o los lugares de trabajo, donde los cristianos reciben trabajos de baja categoría, y en tratamiento legal. Poco o nada hace el gobierno paquistaní para frenar los continuos ataques contra iglesias y cualquier reunión religiosa cristiana. Es más, es el propio gobierno el que a veces insta a estos ataques.
El cristianismo no es legal en Arabia Saudí. El Estado afirma que hay tolerancia y se permite el culto privado de los no musulmanes, pero aplica la pena de muerte a los cristianos que se convierten del Islam. No se permite construir iglesias, por lo que la tolerancia es un mito. La venta de Biblias está prohibida y lo que existe es gracias al tráfico y al mercado negro. Cualquier expresión pública cristiana es sinónimo de persecución y muerte.
En Sudán, aumentó la persecución contra los cristianos, con leyes usadas como pretexto para destruir las iglesias y los edificios propiedad de los cristianos para aplastar el cristianismo. En mayo de 2017, se destruyeron dos iglesias por orden del gobierno. Está planeada la destrucción de otras 25.
En Siria los cristianos son protegidos por Al Assad pero no es suficiente. Se conoció terribles relatos de un genocidio atroz por parte del ISIS. Un número elevadísimo de cristianos abandonó Siria -más de la mitad-. Pese a que las zonas liberadas por Al Assad son lugares de paz para los cristianos -el propio presidente celebró en 2016 la Navidad en la catedral de San Elías, en la Alepo liberada-, poco se puede hacer cuando más del 60 por ciento del territorio estaba dominado por los terroristas.
Por último en Turquía el Estado incautó un gran número de propiedades de la Iglesia. Se vieron muestras de continua intolerancia al islamizar lugares cristianos históricos, como Santa Sofía. La persecución contra los cristianos pasó de ser moderada, según califica el informe, a moderada-alta. Todo indica que Erdogan, además de querer erigirse como nuevo califa otomano, perseguirá a los cristianos con más y más dureza para mostrar la imagen en el mundo islámico de líder con mano dura contra los herejes.+
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