Mons. Carrara: "El problema no es la inmigración, el problema es el delito"
El prelado también pidió a Dios la bendición para ser hombres y mujeres instrumentos de su paz, al predicar la homilía durante la misa por la Jornada Mundial por la Paz que presidió el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli.
Monseñor Carrara fundamentó su reflexión pastoral en el mensaje del papa Francisco para esta Jornada, que se celebró el 1º de enero y que llevó por lema Migrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz.
Tras afirmar que si miramos el contexto internacional hay un creciente deseo de levantar muros en lugar de tender puentes entre los pueblos, se refirió a la situación de los migrantes en el país.
Dolorosamente escuchamos a veces que son muchos los extranjeros que viven aquí y que pareciera que vienen a quitarnos lo poco que tenemos. Algunos los consideran como una amenaza. Se estigmatiza al inmigrante, identificándolo muchas veces con el delito, responsabilizándolo del problema de la droga, la inseguridad y de distintos aspectos negativos de la sociedad. Y esto es replicado en determinados momentos hasta el hartazgo por los medios masivos de comunicación, advirtió.
Monseñor Carrara aclaró que el problema no es la inmigración, el problema es el delito, e hizo una sugerencia: Tenemos que tener cuidado con las estigmatizaciones, ningún pueblo es criminal, narcotraficante o violento.
En realidad los extranjeros que habitan nuestro suelo no llegan al 5% de la población, tengamos presente que hace cien años, los extranjeros representaban el 30% de la población. Pero precisamente por eso si algo no resulta extraño (=extranjero) a nuestra sensibilidad es precisamente el extranjero. Estamos en un pueblo que a lo largo de su historia incorporó continuamente a extranjeros, que aportaron valores de sus propias culturas, sostuvo.
El obispo auxiliar de Buenos Aires precisó que los inmigrantes no llegan con las manos vacías. Llegan con sus manos llenas de experiencias, vivencias, historias y culturas que no hacen más que enriquecernos como personas y como sociedad. Incluso los jóvenes que vienen a estudiar nos aportan también sus conocimientos y nos aportan el deseo de querer progresar, de querer vivir con dignidad. Los migrantes aportan una fuerza económica insustituible y dignificadora: el trabajo.
La construcción de nuestras casas, la ropa que usamos, las frutas y verduras que consumimos, incluso el cuidado de nuestros enfermos y de nuestros mayores. Todo está relacionado al trabajo de inmigrantes que nos ofrecen su cuidado y dedicación, subrayó.
Pidamos a Dios su bendición para ser hombres y mujeres instrumentos de su paz, concluyó monseñor Carrara.+
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