El prelado reconoció que “es difícil decirlo con certeza”, pero invitó a “hacer el esfuerzo de imaginar e intuir algo de sus luces buscando iluminar espacios de sombras”.
“Chile tiene muy baja tasa de natalidad; es un país que envejece. ¿Qué mensaje habrá para los jóvenes? Seguramente los aliente a soñar con un mundo nuevo, ser protagonistas, cuidarse del vacío existencial y de los paraísos artificiales de la droga y el consumismo”, estimó.
“En Perú respecto de los jóvenes también hay preocupación por las fuentes de trabajo, los horizontes a veces inciertos para formar familia o elaborar proyectos de vida previsibles”, agregó.
El arzobispo consideró que “no es posible hoy desviar la mirada acerca de los pueblos originarios, con una implicancia muy particular en el país vecino”, por lo que interpeló: “¿Cuál será el mensaje de Francisco? ¿Qué resultará del encuentro previsto con algunos referentes mapuches?”
Tras destacar que el lema de la visita del Papa a Chile -“Mi paz les doy”- es “un mensaje de esperanza y consuelo”, estimó que la consigna que identifica su viaje a Perú -“Unidos por la esperanza”- constituye “una propuesta que se afianza en la necesidad de comunión y en el horizonte a futuro, en un sentido cronológico y escatológico”.
“La exigencia que hoy tiene la Iglesia es la coherencia, también en América Latina. Francisco ha insistido -¿podemos esperar algo distinto?- en la necesidad de la austeridad en el estilo de vida de los pastores, la cercanía con los pobres, los enfermos, los presos. En ambos países los pobres seguramente esperan mucho del Papa: que los visibilice, los abrace, les dé protagonismo. No son ‘sobrantes’ o ‘descartables’”, puntualizó.
“Un gran santo jesuita chileno San Alberto Hurtado -a quien el Papa conoce bien- ha marcado un camino posible de recorrer en el servicio solidario concreto. En el mismo sendero podemos ubicar a Santo Toribio de Mogrovejo, Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres. La evangelización siempre debe estar unida a la promoción humana y el servicio a los pobres”, subrayó.
Monseñor Lozano valoró que todo esté preparado “con prolijidad y cariño. Con apertura del corazón y la mente”, y expresó: “El mensajero de la paz y la justicia llegará en pocos días. Sus enseñanzas también resonarán como un eco en la Argentina y en todo el continente”.
“El Señor me ha regalado hace unos años tener amigos en Chile y Perú. Las expectativas que tienen son intensas. Si Dios quiere podré acompañar algunas celebraciones en Santiago de Chile. Desde allí intentaré compartir algunos relatos por el Facebook o en algún otro espacio. Aprovechá el tiempo de descanso para seguir estas visitas por TV o Internet, y dejarte iluminar por las homilías y mensajes”, sugirió.+
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