Mons. Lugones: “Sólo desde la verdad puedo empezar la conversión”

Mons. Lugones: “Sólo desde la verdad puedo empezar la conversión”

Lomas de Zamora (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ presidió, en la catedral Nuestra Señora de la Paz, la misa del Miércoles de Ceniza, que dio inicio al tiempo de Cuaresma. En su homilía, el prelado recordó la necesidad de aprovechar este tiempo de gracia “para reconocer la verdad de mi interior”, porque “sólo desde esta verdad puedo empezar la conversión”.
El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió el 14 de febrero en la catedral Nuestra Señora de la Paz, la misa de Miércoles de Ceniza, con la que comenzó el tiempo cuaresmal.

La misa fue concelebrada por el párroco de la catedral y vicario general de la diócesis, presbítero Hugo Barrios, quien anunció que la comunidad de la catedral pensó como gesto de Cuaresma, ayudar al Centro de Estimulación Temprana que está erigiendo la diócesis en el barrio 2 de Abril, en Lomas de Zamora, e invitó a todos a colaborar con la obra.

En su homilía, el obispo destacó: “Cuaresma, tiempo de gracia para ir una y otra vez al Señor; ocuparnos de la conversión para transformar algo en mi vida, y vigilar, estar atentos, porque Cuaresma es tiempo de gracia y de lucha espiritual, lucha interior. La batalla está en el propio corazón”, afirmó.

“El volver al Señor, poniendo el corazón, es momento de sinceridad, ir al Señor para decirle toda la verdad, en su presencia reconocer lo que en mi interior no me da paz”, continuó monseñor Lugones, y destacó que “Cuaresma es tiempo de gracia que debemos aprovechar. Gracia que nos regala para reconocer la verdad de mi interior, no lo que sólo ven los otros, sino lo que delante de Dios veo que no me da paz: cuál es mi debilidad no asumida, mi renguera no curada, cuál es mi desidia, mi dejadez, la pereza dominante, de dónde brota la acedia que me avinagra, cuál es mi herida ulcerada, mi apego desordenado, cuál es mi indiferencia, mi envida y vanidad que me centra sólo en mi mismo, de dónde brota la violencia interior que luego explota, a qué obedece la soberbia de mi corazón acorazado”.

“Sólo desde esta verdad puedo empezar la conversión, la transformación donde sí necesitaré la ayuda del ayuno y la penitencia para poder curarme, y entonces tendré que ir a la oración del corazón”, reconoció el prelado, y advirtió la importancia de, “mientras el Señor va curando, cicatrizando mi herida interior”, vigilar la puerta de los sentidos, “por ejemplo, hacer limosna, nos dice la Iglesia, limosna por los que he herido o contagiado con mi herida ulcerada, ocupándome de las obras de misericordia por tantos a los que ofendí”.

El Señor del Milagro
En el marco de la celebración, monseñor Lugones entronizó en la catedral una imagen de la Cruz del Señor del Milagro, donada por el arzobispado de Salta. Al presentarla, monseñor Lugones la definió como “hermosa imagen, histórica, que en el siglo XVIII paró los terremotos en la ciudad de Salta”.

“Jesús está con rayos, y significa no solo que Cristo está muerto sino que ha resucitado y es glorioso; aquí está la esencia de la Pascua, en esta figura: Pascua esperanzadora del Señor resucitado que a todos atrae”, concluyó.+

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