En su columna semanal, el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, consideró que la respuesta a esas preguntas es simple: “El Espíritu Santo”.
“El Espíritu es el alma de la Iglesia, es el principal motor de la obra misionera a la cual nos convoca y envía Jesús. Sin Él quedaríamos reducidos a nuestra propia voluntad, de a ratos tan frágil e inconstante”, subrayó.
Tras señalar que “en la Biblia se nos habla del Espíritu Santo por medio de algunas imágenes”, invitó a reflexionar en torno a tres de ellas: viento, fuego, agua.
“El Espíritu Santo hace en nosotros lo mismo que en los apóstoles. Nos libera del miedo y nos reviste de su fuerza, es viento, fuego y agua. Nos impulsa a la evangelización. Nos alienta en el amor. Nos renueva en la esperanza”, sostuvo.
El prelado recordó que el próximo viernes 25 de mayo se celebra un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, por lo que invitó a “pedir especialmente por los que más sufren a causa de los aumentos de las tarifas y los alimentos, por los más pobres”.
Asimismo, indicó que del viernes 25 al domingo 27 de mayo se desarrollará en Rosario el Encuentro Nacional de Juventud, con el lema: “Con Vos renovamos la historia”.
“La propuesta quiere llevar a ser ‘Iglesia en salida’ especialmente entre los jóvenes, porque el Dios de la Vida los ama de verdad”, aseguró, y consideró: “Es necesario escuchar a los jóvenes, y que ellos compartan la vida y el encuentro con Cristo. Y desde esa experiencia construir un mundo nuevo. Acompañemos con la oración”.
El arzobispo sanjuanino se refirió también al documento “Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero”, que difundió el pasado jueves el Vaticano, y al que definió como “imperdible”.
“Leerlo requiere de tiempo junto con una buena dosis de predisposición a internarse en un mismo acto en análisis geopolítico, miradas sobre economía global, ética y valores superadores, especulación financiera, Estados acreedores y deudores, solidaridad, justicia, verdad y libertad, sin perder de vista que en el medio de todo está la gente”, resumió, antes de citar algunas frases para una primera lectura.
Por último, monseñor Lozano se preguntó el porqué de este documento y dijo haber encontrado una respuesta en el mismo texto: “Es necesario emprender una reflexión ética sobre ciertos aspectos de la intermediación financiera, cuyo funcionamiento, habiéndose desvinculado de fundamentos antropológicos y morales apropiados, no sólo ha producido abusos e injusticias evidentes, sino que se ha demostrado también capaz de crear crisis sistémicas en todo el mundo”.+
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