Mons. Ojea: Que San Isidro Labrador nos enseñe “a cuidar, a velar y a defender la vida”
“Él era un trabajador de la tierra y por lo tanto podemos considerarlo un verdadero cuidador de la casa común; él conocía en su corazón el latido de la naturaleza, el latido de la tierra, los ritmos de la tierra”, reconoció.
Recordando la encíclica Laudato si’, el prelado señaló que en dicho documento el Papa une el cuidado de la casa común a la pasión por la justicia: “Un verdadero planteo ecológico”, dice el Papa, “debe conllevar, necesariamente, el cuidado de la justicia”.
En ese sentido, monseñor Ojea añadió: “Una justicia que tiene que entrar en las discusiones sobre el ambiente, para poder escuchar no sólo el clamor de la tierra, sino el clamor de los pobres; y sabemos que San Isidro Labrador, además de ser un cuidador de la casa común, era un verdadero cuidador de la justicia social, por eso su sensibilidad para con los pobres, junto con su esposa, Santa María de la Cabeza”.
“Un cuidador de la casa común y de la Justicia en las relaciones humanas, es un verdadero servidor de la vida, un cuidador de la vida”, consideró el obispo. “En este tiempo en que estamos rezando especialmente en nuestro país por el tema de la vida y para que el Señor ilumine a nuestros legisladores que van a tratar este tema, vamos a invocar a San Isidro Labrador en esta oración que el gran papa San Juan Pablo II dirigía a la Santísima Virgen”, invitó: “A Ti confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de la presunta piedad.”, y luego pide: “Que podamos anunciar con firmeza a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida”.
“Que San Isidro, ese gran cuidador de la casa común y de la justicia social, nos enseñe también a cuidar, a velar y a defender la vida”, concluyó, recordando: “Vale toda vida”.+
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