En este contexto, tres jóvenes de este grupo tuvieron la posibilidad de hacerle una pregunta al Papa. La primera fue Sofía, una joven que acaba de inscribirse en la escuela secundaria, lo cual significó para ella su primera elección compleja en la vida. Entonces preguntó a Francisco: “¿En quién podemos confiar realmente en los momentos en que nos sentimos perdidos?”
El Papa, al responderle, le sugirió recurrir ante todo a su propio "entusiasmo juvenil", la capacidad de "mirar con alegría el futuro", con el eje fundamental de “saber arriesgar la vida". Luego, exhortó a los jóvenes a no ser "joven en el sofá", ya que la juventud "no es pasividad", sino, por el contrario, un "esfuerzo tenaz para alcanzar metas importantes".
“En la juventud se aprende que en la vida nada es gratis. Debes ganar metas, alcanzar metas. Solo el amor de Dios, la gracia de Dios, es gratis, porque Él siempre nos amará. Pero para continuar, se necesita esfuerzo, ¿no es así? Esfuerzo cotidiano. Los jóvenes deben ir adelante sin olvidar que ‘la vida es un diálogo continuo’, que requiere una confrontación con la familia, los amigos, los educadores. Y un papel especial debe tener los abuelos, que no son ‘aburridos’ y pueden ayudar a los jóvenes a no ser ‘líquidos’”.
En segundo lugar fue el turno de Aldo, quien describió el colegio como el territorio para la formación de jóvenes, en la acogida y el cuidado de cada persona. Destacó la importancia de que la escuela sea un lugar que aborde preguntas sobre el significado de la vida, en una sociedad en la que prima la cultura de la vida y del silencio. En este sentido, el joven preguntó: "¿Cuántos niños al año mueren de hambre en zonas de guerra?".
“El lenguaje de la cabeza, es decir, el lenguaje de las ideas y el intelecto; el lenguaje del corazón; y el lenguaje de las manos", son las tres dimensiones de la educación que el Papa señaló para responder a estos interrogantes.
En último lugar, fue el turno de Giovanni, que está en su último año de escuela secundaria, quien se preguntó “¿Cómo comprender los sueños que Dios tiene para mí?”. Francisco, le indicó: “Primero que todo a través de la oración, siempre que no esté hecho como un ‘loro’, sino que venga ‘de corazón’”, aclaró. Y al dirigirse al grupo de estudiantes, les pidió “no hacer elecciones de laboratorio, movido por un interés económico, sino ponerse al servicio de los demás, mirar el horizonte con pasión y audacia”.
De lo contrario, se volverán, “jóvenes marchitos”, les advirtió, “aquellos que ponen su alegría en las cosas superficiales de la vida, y no profundizan, a las grandes preguntas, apasionados. La vida se juega con pasión”, resaltó al concluir.+
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