En Palermo, se rezó un multitudinario rosario por las familias

Buenos Aires (AICA): El sábado 6 de abril en la Plaza San Benito, frente al monumento a Güemes, avenida Figueroa Alcorta y La Pampa, se rezó por primera vez un multitudinario rosario al aire libre por la intención de las familias. El “Gran Rosario de Bendiciones para la Familia”, originado en Uruguay, convocó a más de dos mil personas que se reunieron frente a una gran imagen de la Virgen de Luján.
Una multitud de grupos familiares, de padres con sus hijos, se congregó el sábado 6 de abril al atardecer ante el monumento a Güemes para rezar el Rosario de bendiciones para las familias.

Con el lema “Familia que reza unida permanece unida” el público fue desgranando las Avemarías en lo que se convirtió en un gran templo al aire libre, con globos celestes y blancos formando un rosario elevado sobre la gente movido por el viento y miles de velas ardiendo titilando cuando se hacía de noche.

Esta primera convocatoria en la Argentina siguió a una iniciativa de laicos en Montevideo, Uruguay, que se viene haciendo anualmente desde 2012 y que en su última edición reunió en la rambla del Buceo, junto a la Aduana de Oribe, de la capital uruguaya a 20.000 personas.

En Buenos Aires se llevó al acto una imagen de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, portada en procesión por la calle desde la cercana parroquia Nuestra Señora de las Mercedes, en Echeverría 1371. Un cordón de decenas de voluntarios con casacas blancas la aguardaba para dejar el paso libre entre la muchedumbre.

Un gran estrado se había levantado delante del monumento a Güemes y a su costado tenía dos grandes pantallas donde se proyectaban imágenes de la Santísima Virgen María obra de grandes artistas y en otros momentos se podía leer las letras de las canciones que interpretó un conjunto coral e instrumental de jóvenes.

El rosario fue representado con globos celestes y blancos que fueron lanzados al cielo, luego de finalizar su rezo. Al caer la noche, el gesto que precedió el rosario fue la luz de las velas que sostuvo cada participante de la jornada.

Condujo el acto el padre Fabián Barrera, a quien acompañó en el estrado el periodista Rolando Vera.

Antes de comenzar el rezo, el sacerdote afirmó que el santo Rosario es el arma a la cual le teme el enemigo y es el refugio de los que buscan alivio a sus pesares. Animó a la conversión del corazón, a retornar a Dios y expresó qué lindo era ver a sacerdotes confesando.

En sillas distribuidas en el campo a un costado del público había seis sacerdotes atendiendo confesiones simultáneamente.

“La Virgen nos quiere llevar a Jesús –afirmó el padre Barrera-. Ella nos enseña la fuerza de la Eucaristía, que es la renovación incruenta del santo sacrificio de Cristo en la cruz” dijo. Subrayó que “en la Eucaristía podemos descubrir cuánto Dios nos ama”.

Dijo que en un mundo que quiere hacer sus propias leyes, la Virgen nos recuerda que obedecer a Dios no es un sacrificio, es una gracia.

El padre Barrera rezó uno de los misterios, respondido por los asistentes; otro sacerdote, ambos arrodillados en reclinatorios ante la imagen de la Virgen, rezó otro misterio; otro fue rezado por una religiosa, también en el estrado, y otro por diez niñas y niños, cada uno de los cuales rezó una Avemaría.

Otro misterio fue rezado por toda la muchedumbre en silencio, cada uno diciendo para sí el Padrenuestro, las Avemarías y el Gloria. Había gente sentada, mucho más gente de pie y también muchos que rezaban arrodillados sobre el pasto. Un ambiente de serena devoción impregnó todo el acto.

Al concluir la celebración y emprender todos la retirada a sus hogares, se invitó a los asistentes a acudir el año próximo al mismo lugar, el 7 de marzo.+ (Jorge Rouillon)

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