“La paz social es un valor y un deber universal, halla su fundamento en el orden nacional y moral de la sociedad que tiene sus raíces en Dios mismo”, recordó en un comunicado.
“La paz es fruto de la justicia. Para construir una sociedad pacífica y lograr el desarrollo integral de los individuos, pueblos y naciones, resulta esencial la defensa y la promoción de los derechos humanos”, sostuvo citando un mensaje de San Pablo VI de 1969.
El organismo arquidiocesano subrayó que “la paz social la construimos entre todos, haciendo cada uno lo que nos corresponde desde nuestro lugar” y enumeró: “En la familia, en la escuela, en el trabajo, en la función pública, en la calle, con actos de caridad, de tolerancia y de respeto, reclamando si es necesario por las injusticias sociales o las carencias de nuestros hermanos, sin violencias y con mutuo respeto”.
“También nos debemos al orden, cumpliendo todos y cada uno lo que es debido, respetando las normas de convivencia social y la Ley , exigiendo a las autoridades públicas que la cumplan y la hagan cumplir”, agregó.
“Todos tenemos el derecho de reclamar, siempre en paz y sin violencia. Todos estamos llamados (ciclistas, motociclistas, automovilistas, transeúntes, dirigentes sociales, políticos y ciudadanos en general) a pensar en nosotros pero sin olvidarnos del otro, que convivimos juntos en la Casa Común, este bendito suelo argentino que Dios nos regaló para que lo transformemos para el bien común de todos los hombres y de todo el hombre”, concluyó.
Texto del comunicado
La prudencia, uno de los valores que en estos tiempos nos está faltando, nos capacita para tomar decisiones coherentes, con realismo , sentido común y de responsabilidad social, teniendo en cuenta siempre las consecuencias de las propias acciones.
También exige el ejercicio maduro del pensamiento y del compromiso, con un conocimiento objetivo y no desde una sola visión de la situación y que incluya una recta voluntad de consensos con una guía de decisiones a tomar.
En consonancia con los hechos violentos sufridos en la ciudad de Resistencia, donde estuvieron involucrados transeúntes, manifestantes, automóviles, edificios públicos, personal de seguridad y vecinos en general, cabe preguntarnos que implicancia trae este tipo de conductas (muchas veces carentes de razonamiento estable y social), en el desarrollo de nuestra sociedad.
Podemos observar que las mismas son consecuencia de estados de ira, descontrol, falta de tolerancia, quizás de situaciones aisladas por la desesperanza o la crisis económica que nos toca transitar. Pero se advierte, con mayor preocupación, que los mismos son cada vez más frecuentes y violentos, mostrando una planificación previa, coordinación y dirigencia, con la suma del consentimiento tácito de autoridades públicas (por admisión, omisión o ineptitud en su accionar), generando así ,con tales actos, una sensación de indefensión ciudadana.
“La violencia es una mentira, porque va contra la verdad, la verdad de nuestra humanidad. La violencia destruye lo que pretende defender: la dignidad, la vida, la libertad del ser humano”. San Juan Pablo II.
Ante esta realidad, nos preguntamos como ciudadanos comunes: ¿De que forma debemos obrar o contribuir para construir la paz social?
La Paz Social es un valor y un deber universal, halla su fundamento en el orden nacional y moral de la sociedad que tiene sus raíces en Dios mismo.
“La Paz es fruto de la justicia. Para construir una sociedad pacífica y lograr el desarrollo integral de los individuos, pueblos y Naciones, resulta esencial la defensa y la promoción de los derechos humanos.” Pablo VI. Jornada Mundial de la Paz – 1969.
La Paz Social la construimos entre TODOS, haciendo cada uno lo que nos corresponde desde nuestro lugar: en la familia, en la escuela, en el trabajo, en la función pública, en la calle, con actos de caridad, de tolerancia y de respeto, reclamando si es necesario por las injusticias sociales o las carencias de nuestro hermanos, sin violencias y con mutuo respeto.
También nos debemos al orden, cumpliendo todos y cada uno lo que es debido, respetando las normas de convivencia social y La Ley , exigiendo a las autoridades públicas que la cumplan y la hagan cumplir.
Todos tenemos el derecho de reclamar, siempre en paz y sin violencia. Todos estamos llamados (ciclistas, motociclistas, automovilistas, transeúntes, dirigentes sociales, políticos y ciudadanos en general) a pensar en nosotros pero sin olvidarnos del otro, que convivimos juntos en la CASA COMÚN, este bendito suelo argentino que Dios nos regaló para que lo transformemos para el BIEN COMUN DE TODOS LOS HOMBRES Y DE TODO EL HOMBRE.
Informes: arzobresistenciaprensa@gmail.com.+
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