Mons. Canecín: Ser solidarios para parecernos a Dios
En su homilía, el obispo diocesano destacó la importancia de las colectas imperadas en la Iglesia señalando que existen muchas con distintas finalidades y que “en el fondo nos están diciendo: ‘queremos que tu corazón se dilate en solidaridad para parecerse al corazón de Dios’”.
Monseñor Canecín aseguró que celebrar la solidaridad como un valor es “celebrar a Dios”. Luego resaltó que ser solidario significa “hacerse uno con el otro, compartir la alegría del que se alegra, el dolor del que sufre, las lágrimas del que llora y las necesidades de los demás”.
“Cuando uno vive la solidaridad, que es expresión del amor, quiere ver en el otro lo que uno ve en uno mismo”, y afirmó que “Dios es el primer solidario”, porque creó al hombre, varón o mujer, a su imagen y semejanza.
Asimismo, el obispo recordó que el ser humano cuando “eligió en Adán y Eva apartarse de Dios y éstos incurrieron en el pecado, Dios no dejó al ser humano, sino que se solidarizó con la causa y se hizo hombre en Jesús para rescatar al hombre”, señaló.
El prelado goyano advirtió seguidamente que los cristianos debemos ser solidarios “porque queremos parecernos a Dios”. Por eso, animó a “entender que uno se realiza, humanamente hablando, viviendo la solidaridad. Creceremos en nuestra solidaridad compartiendo tiempo, talentos, bienes y dinero”.
Más adelante, alentó a descubrir el “valor de la solidaridad” porque así se logrará “compartir la propia vida”, dando tiempo, talentos, capacidades y dones que “Dios nos regaló y supimos cultivar, porque, todo lo que Él nos da viene de Dios, pero el destino es para los demás, no es para engordar egocéntricamente en una actitud de auto referencialidad”, subrayó.
“El gran motivo de ser solidario es porque quiero parecerme a Dios”, enfatizó y recordó que “Cristo siendo rico se hizo pobre”, como dice San Pablo, para “enriquecernos con su pobreza”, y Jesús “compartió todo” porque “nos dio a su Padre, como padre nuestro, a su Madre como madre nuestra, y a su Espíritu: Jesús dio su vida, su Cuerpo y su Sangre por nosotros, no se guardó nada y vivió al extremo el amor manifestado en la solidaridad”.
Finalmente, monseñor Canecín alentó a valorizar la “entrega de Dios en Jesucristo, como destinatario de tan importante oblación de parte de Dios para con nosotros, pedagógicamente y despacito vamos a aprender a vivir como estilo de vida y como modo de ser, el cielo aquí en la tierra”.
Al concluir, destacó la figura de la Madre Teresa de Calcuta como “modelo de mujer para nuestro tiempo”, y recomendó contemplar su historia de vida que nos “enseña siempre”.+
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