El documento fue dado a conocer durante una conferencia de prensa, ayer, 26 de agosto, en la Casa de retiros Cardenal Maurer y presidida por el presidente de la CEB, monseñor ricardo Centellas, el secretario general, monseñor Aurelio Pesoa y el coordinador de la Red Eclesial Panamazónica en Bolivia (Repam), monseñor Eugenio Coter, entre otros.
El Mensaje, leído por el secretario general de la CEB, es la conclusión del “Encuentro de Obispos con Pueblos y Comunidades Amazónicas de Bolivia”.
“Los obispos y delegados de las Comunidades Amazónicas de Bolivia reunidos en Cochabamba, en preparación al Sínodo sobre la Amazonía que tendrá lugar en el Vaticano el próximo mes de octubre, expresaron su consternación, indignación e impotencia “ante la catástrofe de los incendios forestales ocurridos en la Chiquitanía y en el Chaco durante estos últimos días, se lee en el Mensaje.
“Nuestra Casa Común –señalaron los obispos– está herida de muerte pues cerca de un millón de hectáreas de nuestro bosque amazónico se consume bajo las llamas del fuego. Los daños son enormes, aunque todavía incalculables, y afectan a la salud humana, a las formas de vida de las comunidades indígenas, a la biodiversidad y a los servicios ambientales”.
Asimismo, señalaron que, “las consecuencias de este desastre ecológico son múltiples y trágicos porque, en poco tiempo, constataremos la pérdida de biodiversidad, la contaminación de la tierra, del aire y del agua, la peligrosa deforestación y la escasez de medios de subsistencia de sus pobladores”.
Ante esta situación, afirman que esta catástrofe es el resultado de la acción humana, por ello, señalan que, “tenemos que ejercer nuestra misión profética para buscar y denunciar abiertamente sus causas. Nos parece irresponsable por imprudente el decreto supremo No 3973 del Gobierno Nacional, mediante el cual se autorizan las quemas ‘controladas’ de terrenos y el desmonte, pero no se articulan las medidas sobre las condiciones y mecanismos para el control efectivo de las mismas, lo cual favorece los chaqueos ilegales”, advierten los prelados bolivianos, y agregan: “El decreto es, además, temerario y evidencia el desconocimiento real de los fuertes vientos y de la sequía prolongada de esta estación en el oriente boliviano”.
Por otra parte el texto evidencia que, “todo ello responde a la lógica imperante, también en nuestro país, del capitalismo tecnocrático y agresivo con la hermana madre tierra y a un modelo de desarrollo consumista y depredador de la naturaleza, que se manifiesta en los grandes proyectos hidroeléctricos y de exploraciones de hidrocarburos, la ampliación de las fronteras agrícolas, la demoledora construcción de carreteras y la vieja lógica extractivista. Con ello se está atentando contra los derechos de los pueblos indígenas, consignados en la legislación boliviana, entre otros, el derecho a ser informados y consultados sobre todas estas intervenciones”.
Acciones solidarias ante esta catástrofe
“Ante esta situación, como Iglesia, nos unimos en solidaridad al dolor y al clamor de la tierra y de los habitantes de estos territorios, en especial a sus pueblos indígenas, custodios de la Casa Común, ofreciendo ayuda material y donaciones. Valoramos el esfuerzo comprometido de las personas e instituciones que afrontan con responsabilidad y sacrificio todo lo que está pasando en la incendiada Amazonía”.
Los obispos concluyen pidiendo “a las autoridades y al gobierno nacional que destinen urgentemente los recursos necesarios para combatir el fuego y que gestionen con transparencia la ayuda internacional adecuada para que los afectados puedan recuperarse y para evitar que este desastre se torne incontrolable e irreversible. Asimismo exigimos al Gobierno Nacional declarar las áreas de bosques afectados por el fuego como tierras de inmovilización, con pausa ecológica y absoluta prohibición de todo cultivo y extracción, promoviendo sólo actividades de reforestación”. +
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