Celebración por los 45 años de consagración en el Orden de las Vírgenes

Buenos Aires (AICA): María Isabel Furcci celebró el 1º de septiembre sus 45 años de consagración en el Orden de las Vírgenes, en un almuerzo que a otras doce vírgenes, al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli; al párroco de Nuestra Señora de La Rabida, presbítero Nicolás Retes; y al delegado del Orden de las Virgenes, en la arquidiócesis, presbítero Ricardo Dotro.
María Isabel Furcci celebró el 1º de septiembre sus 45 años de consagración en la Orden de las Vírgenes.

Ella junto con otras seis compañeras, ya fallecidas, recibió la consagración de manos del cardenal Juan Carlos Aramburu, en la segunda celebración realizada desde que en 1971 se restableció el Orden de Vírgenes en la Iglesia. La primera consagración se celebró el 5 de mayo de 1973 siendo consagradas cinco mujeres.

Furcci reunió en un almuerzo festivo a más de doce vírgenes consagradas; al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Aurelio Poli; al párroco de Nuestra Señora de la Rábida, presbítero Nicolás Retes; y al delegado del Orden de las Virgenes en la arquidiócesis, presbítero Ricardo Dotro.

“Fue un momento muy emotivo, lleno de agradecimiento al Señor por la llamada y la vigencia del Orden de Vírgenes en Buenos Aires y en la Iglesia”, describió el delegado.

Historia en el mundo y en Buenos Aires
El antiguo Orden de las Vírgenes, existente en la Iglesia primitiva, había desaparecido con el correr del tiempo y solo se mantuvo en algunos monasterios. El Concilio Vaticano II estableció que fuera revisado y promulgado. El papa San Pablo VI fue quien lo aprobó y mandó que sea publicado el 3 de enero de 1971.

En Buenos Aires, el entonces arzobispo coadjutor, monseñor Juan Carlos Aramburu, en poco tiempo reunió a mujeres con esta vocación y celebró una de las primeras consagraciones realizadas en el mundo.

A lo largo de los años hubo dieciséis celebraciones en las que fueron consagradas cincuenta y cinco mujeres, de las cuales más de veinte ya fallecieron.

Por medio de la consagración, la virgen se convierte en persona consagrada, signo trascendente del amor de la Iglesia a Cristo, imagen escatológica de la Esposa celestial y de la Vida futura.

Mediante el rito de la consagración, la Iglesia manifiesta su amor por la virginidad, implora para las vírgenes la gracia de Dios y pide con insistencia la efusión del Espíritu Santo.+

Let's block ads! (Why?)

Etiquetas:

Publicar un comentario

[facebook][blogger][disqus]

Diocesis de Celaya

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets