El encuentro fue inaugurado por el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, quien animó a los jóvenes a "vivir en abundancia”. En ese sentido, detalló: “En los momentos de cachengue, cachengue en abundancia; en los momentos de misión, misión en abundancia; en los momentos de oración, oración en abundancia; en los momentos de compartir con el hermano, compartir en abundancia, y en los momentos de reflexión, reflexión en abundancia".
Los participantes estuvieron animados por la presencia de sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas, funcionarios municipales y provinciales. La primera jornada contó con la presencia del párroco del lugar, presbítero Mario Fernández, el intendente del partido de Necochea, Facundo López y el encargado del Movimiento Juvenil Diocesano, presbítero Raúl "Pocho" Escude, junto con el resto de la comisión coordinadora, además de los sacerdotes que acompañan a los jóvenes, fieles que se acercaron a compartir y los seminaristas que acompañaron la invasión.
En su bienvenida, el presbítero Escude insistió a los jóvenes en la frase del papa Francisco "Cristo vive y te quiere vivo". La comunidad, en la palabra del párroco Mario Fernández, agradeció la presencia de los jóvenes y recalcó la alegría de preparar esta invasión. También les dieron la bienvenida el intendente y la coordinadora del Movimiento Juvenil Diocesano.
Con mucha alegría, los presentes celebraron la llegada de la imagen de la Virgen de Luján, patrona del Movimiento Juvenil, que acompaña cada invasión.
La jornada del sábado se desarrolló con un intenso programa de talleres de trabajo, charlas, misión y reflexiones, y una marcha por la ciudad. Por la noche, los participantes compartieron un fogón.
Las charlas estuvieron orientadas a vivir la sinodalidad y caminar juntos en la clave de escuchar, discernir y participar. A las 17 se reunieron para compartir la celebración la Eucaristía en las escalinatas de la parroquia Nuestra Señora de la Merced, presidida por monseñor Mestre y concelebrada por varios sacerdotes. La celebración se vivió en un clima de mucha oración y fraternidad.
Terminada la misa se dio inicio a la marcha por las calles de la ciudad. Los jóvenes caminaron juntos acompañando con cantos y oración. Acompañaron fieles de Necochea y Quequén. En el camino, fue bendecida la imagen de la Virgen de Luján que fue entronizada en Quequén, durante la última invasión, en 1994. Durante la marcha, los sacerdotes escucharon confesiones.
Después de cenar, se realizó el tradicional fogón. En un ambiente distendido, los invasores pudieron disfrutar de un momento de animación, globos, juegos y un rato de baile, finalizando con la oración nocturna. Todo se vivió con mucha alegría, oración y fraternidad, como es tan característico de los jóvenes.
La Invasión de Pueblos culminó el domingo por la tarde con la celebración de la Eucaristía.+
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