Mons. Santiago pidió a la Virgen “la gracia de servir por amor”
En su homilía, el obispo destacó que “hay un objetivo de la vida humana; llegar a un cielo nuevo y a una tierra nueva, que tenemos que comenzar a construir desde ahora”. Y añadió: “Más allá de esta vida hay un camino: vivir como Jesús, y un animador de ese camino: el Espíritu Santo”.
“Así nace la esperanza cristiana; que no es quedarse esperando la vida del cielo, sino comprender que el sentido de nuestra vida es construir desde ya un cielo nuevo y una tierra nueva que Dios nos regalará al final”.
El prelado animó a pedirle al Espíritu Santo los dones de la inteligencia y la sabiduría “para no ser engañados” y poder responder a la propuesta de Dios, como lo hicieron María y Jesús.
En ese sentido, advirtió sobre “propuestas alternativas” que son atractivas “pero son una falsa promesa de realización que termina en frustración”, y explicó: “A estas opciones alternativas, la Iglesia las llama ídolos, porque se parecen a Dios, en el sentido de que son capaces de hacerte organizar toda la vida en torno a ellos, buscando la felicidad. Sin embargo, el camino de estos ídolos termina en frustración, y, para colmo, cuando la persona se da cuenta, suele ser demasiado tarde, cuando comienza su ancianidad y ya no hay tiempo de vivir otra vida”. Ante esto, exhortó a “tomar la verdadera opción ahora, antes de que sea tarde”
En segundo lugar, monseñor Santiago advirtió sobre el peligro de tomar “el dinero como fin”, que promete una felicidad que al final se va de las manos. “Por eso le decimos a la Virgen: ‘María, te pedimos la gracia de no tomar el dinero como un fin, porque es un camino falso que nos hace egoístas, no construye una patria de hermanos y al final de la vida se nos escapa como el agua entre los dedos’”.
“Lo que pide Dios es dar al dinero, al tiempo y a los talentos, una función social”, señaló el prelado, y expresó: “María, te damos gracias por tanta gente que da a sus talentos, a su tiempo y a su dinero un valor social, porque ellos, como lo quiere Dios, son los constructores de un cielo nuevo y una tierra nueva. Este es el camino”.
El obispo alertó luego sobre la propuesta del “placer”, que implica “no comprometerse, pasarla bien”; y consideró que “ese camino es atractivo pero no puede dar la felicidad que promete: primero porque es egoísta y vacío; segundo porque lleva consigo el ‘tedio’, en efecto es rutinario y aburrido pasarse la vida sin hacer nada por los demás”.
“Si una persona vivió toda su vida buscando la felicidad detrás del placer, su final será muy frustrante. Por eso le pedimos a la Virgen: ‘María, no permitas que sigamos el camino del placer como fin, ya que no nos puede dar la felicidad que nos promete, nos impide ver la necesidad de los que nos rodean y al final nos deja vacíos”, expresó.
“Estamos salvados porque María y José, dejaron su plan, se olvidaron de sí mismos y se comprometieron para recibir a Jesús, el Hijo de Dios y nuestro Salvador. Estamos salvados porque Jesús se olvidó de sí mismo, se comprometió, pasó su vida haciendo el bien, hasta entregarla en la cruz. María cantó de alegría por su compromiso con el Salvador”, destacó monseñor Santiago. “María, gracias por quienes dejando su bienestar, se comprometen para la construcción de un mundo donde las personas tengan una calidad de vida de acuerdo a su dignidad; los vemos verdaderamente felices. Ese es el camino”, manifestó.
Refiriéndose al poder, el obispo admitió que “promete mucho, porque suele brindar además, placer y dinero; tal vez por eso, muchos intentan perpetuarse en el poder; pero si una persona lo tiene como objetivo, al final de la vida vivirá una frustración muy grande”, advirtió. En ese sentido, pidió a la Virgen: “María, líbranos del poder tomado como fin, porque nos hace arrogantes, autoritarios y evita que sirvamos al bien común”.
“La misión es usar el poder para servir, para edificar el bien común, para que aquellos que se nos han confiado, alcancen su dignidad humana y cristiana”, consideró. “Gracias Madre, por todos los padres, docentes, sacerdotes, políticos, empresarios, que usan su poder como servicio, porque eso los ennoblece como personas y construye la sociedad. Este es el camino”, sostuvo.
“Seguir el camino de la ética evangélica, que consiste en la entrega de nosotros mismos al servicio de los demás, es un camino arduo pero edifica a la comunidad y nos llena el corazón de alegría”, añadió.
“La fe nos da audacia, porque hace que nos juguemos poniendo como objetivo de nuestra vida el cielo nuevo y la tierra nueva que Dios nos prometió más allá de esta vida. Pero es razonable creer y tener esperanza porque Jesús Resucitado y María están presentes: ¿O no es María la que nos atrajo aquí; ¿Acaso le pedimos algo a un muerto? Le pedimos a María porque intuimos su presencia de Madre entre nosotros, porque nos dio señales, nos hizo favores, nos curó de una enfermedad, hizo que consiguiéramos trabajo, nos reconcilió. Por eso tenemos esperanza que llegaremos donde Jesús y María ya llegaron”.
“En el atardecer de tu vida, te va a quedar la alegría de lo que diste”, afirmó el prelado, parafraseando a San Juan de la Cruz. “Es la alegría que según Jesús, nadie nos puede quitar; porque no se nos puede quitar lo que dimos. Por eso le decimos a María: Madre, gracias por acompañarnos en el camino, danos la gracia de servir por amor y de llegar a donde vos y Jesús llegaron”, concluyó.+
Publicar un comentario