Referentes políticos, sociales y religiosos convocaron a “Un nuevo Pacto Social”
La apertura del encuentro estuvo a cargo del secretario general de Foetra, Osvaldo Iadarola, la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat de la ciudad de Buenos Aires, Guadalupe Tagliaferri, el presidente de la Pastoral Social de Buenos Aires, presbítero Carlos Accaputo, y el Defensor del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires, Alejandro Amor.
Luego de entonar las estrofas del Himno Nacional, el anfitrión de la XXII Jornada, Osvaldo Iadarola, en nombre de Foetra dio la bienvenida a los presentes. “No nos preocupan los roles protagónicos, pensamos que los mejores aportes podemos hacerlos desde las organizaciones que nos toca representar, fundamentalmente en la unidad del Movimiento Obrero. Queremos aportar la unidad en la diversidad, porque la unidad en la homogeneidad es fácil”, reconoció.
Por su parte, el defensor del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Amor, animó a mirar el pasado para aprender de los pactos y acuerdos que se desarrollaron en la Argentina, porque allí radica su valor. En ese sentido, exhortó a actuar con buena fe y compromiso, y a “establecer políticas estratégicas que sirvan como referencia y que sean consensuadas y respetadas, sea quien sea que gobierne”.
A su turno, la ministra Guadalupe Tagliaferri, compartió una carta enviada por el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien agradeció por la invitación a la Jornada. “De cara al futuro de nuestro país es fundamental generar acuerdos”, afirmó el mandatario en su mensaje, y llamó a tener una mirada federal, sólida, trabajar todos juntos, poniendo en práctica la cultura del encuentro.
El acto de apertura concluyó con la intervención del padre Carlos Accaputo, quien agradeció la oportunidad de compartir “con mucha libertad”.
En cuanto a la necesidad de un Pacto Social, expresó: “La pobreza es fruto de decisiones políticas y nos tenemos que hacer cargo todos. Hay algo que hemos hecho muy mal. Entre todos tenemos que poner el hombro, las manos, la inteligencia y ver cómo se resuelve”, aseguró. “Si tenemos una política, una economía, una empresa, sea para darle sentido a la existencia de mujeres y hombres de nuestro pueblo. El verdadero sentido lo da la felicidad del pueblo”, sostuvo, y llamó a “buscar juntos una dirección para nuestro país”.
“Entablar un profundo diálogo para fortalecer a la sociedad”
Luego del acto de apertura, se desarrolló el primer panel de disertantes, titulado “¿Por qué es necesario un pacto social a nivel nacional?”.
El doctor en Ciencia Política y director del programa Estado y Políticas Públicas de la Universidad Nacional de San Martín, Carlos Acuña, se refirió a la necesidad de reconocer la responsabilidad del Estado para lograr el sostenimiento del Pacto Social en el tiempo.
En ese sentido, consideró fundamental el valor de la gestión pública; la capacidad de planificación; y los desafíos de coordinación, que implican “la capacidad de abordar problemas multicausales que demandan a diversas áreas del Estado”. Sin estos tres elementos, afirmó, “minamos la probabilidad de éxito de cualquier pacto”.
Por su parte, José Urtubey, Premio Konex 2018 a Dirigentes Empresarios, miembro del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina, hizo hincapié en la necesidad de un desarrollo sustentable como marco del Pacto Social: “El crecimiento debe ser acompañado por una fuerte inclusión social y el tema medioambiental. Pensar en las próximas generaciones es la clave del pacto social”. El empresario llamó a “superar las viejas antinomias y dirigirnos hacia una mirada integral y federal”.
A su turno, Carlos Ianizzotto, integrante de la Mesa Ejecutiva de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) y presidente de Coninagro, consideró que la justicia en la Argentina es una materia pendiente. “No hay estructura social ni país que pueda existir sin la justicia y la solidaridad. Y lamentablemente si no hay justicia es muy difícil que exista la solidaridad”, expresó. “Nos tenemos que hacer cargo todos, también el campo, y aquí estamos”, afirmó.
Ianizzotto onsideró: “En este pacto social tenemos que volver a ser originales, que significa volver a nuestros orígenes, a entablar un profundo diálogo para fortalecer a la sociedad”.
“Tiene que haber un Estado ágil que busque el bien común y no las maniobras políticas. Hoy la política no está orientada a lo que el pueblo realmente necesita y necesitamos de un Estado presente y sobre todo con aquellos que más lo necesitan”, afirmó.
El secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Héctor Daer, por su parte, llamó a preguntarse “¿Qué dirección le damos a nuestro país?”. En tal sentido, invitó a poner la mirada en la investigación y el desarrollo: “El desarrollo integral de nuestro país va a permitir que nuestros compatriotas puedan realizarse cada uno en el lugar que nacieron, y esto es una mirada transformadora de fondo”, consideró.
“Somos muchos sectores, pero somos muy democráticos, porque dialogamos con todos intentando generar debate y consenso, y todos queremos esta mirada de país. No importa si hay matices en el movimiento obrero, porque hay unidad de criterio: queremos una Argentina distinta”, sostuvo, y concluyó: “Hay que tener la voluntad política de transformar la Argentina”.
“Dejar atrás la tragedia de la grieta”
El segundo panel se tituló “Ejes estratégicos en un pacto social con perspectiva federal” y estuvo integrado por Marcelo Leiras, doctor en Ciencia Política e investigador del Conicet, director del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés; Arnaldo Bocco, exdirector del Banco Central y director del Departamento de Economía y del Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo; Federico Pinedo, Senador de la Nación por la ciudad de Buenos Aires, presidente provisional del Senado de la Nación; y Felipe Solá, exgobernador de la provincia de Buenos Aires y diputado nacional.
Marcelo Leiras consideró que la prioridad en un Pacto Social es la reducción de la pobreza. “La argentina no debería tener la cantidad de pobres que tiene y sostiene en el tiempo. Nuestro Pacto Social tiene que ayudarnos a alcanzar eso, de lo contrario será auspicioso pero no valdrá la pena defenderlo con fuerza”. En ese sentido, instó: “El pacto que alcancemos tiene que ser consistente en que se garantice que los pobres vivan mejor”.
Por su parte, Arnaldo Bocco animó a “armar un Pacto Social implica despojarse y generar una lógica de acción colectiva por encima del individualismo neoliberalista”.
El senador Pinedo destacó la importancia de “sentarse a buscar pactos, pensar una Argentina enormemente productiva y llena de oportunidades como en realidad tiene que ser. Cuando falta hacer muchas cosas, significa que hay muchas oportunidades. Esa es la responsabilidad nuestra”.
“El centro de la sociedad es el diálogo, o sea el Pacto Social que es el lema de nuestra reunión de hoy”, afirmó, y consideró que “la construcción de confianza tiene que ser lo primero para un Pacto Social”.
“Celebro que estemos hablando de Pacto Social porque significa dejar atrás una tragedia en la Argentina que es la grieta, en el sentido de descalificar absolutamente al que ve las cosas de otra manera, no reconocer entidad o humanidad al que piensa de otra manera”, expresó.
Felipe Solá señaló: “Tenemos que abrir todas las puertas. Hay que hacer las cosas por el pueblo, para el pueblo y ahora también con el pueblo. Integrar a las provincias, que nadie pueda decir ‘a mí no me llamaron’. Nuestra única fuerza es la política”.
El tercer y cuarto panel de la tarde, titulados “La cuestión social en el centro del Pacto Social” y “La Cultura del Encuentro. Identidad y pertenencia en la base del Pacto Social para la integración nacional”, dieron por culminada la Jornada.
“Justicia, equidad y dignidad”
El tercer panel fue inaugurado por Carolina Mera, decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, quien consideró que “un pacto social no puede buscar más que justicia, equidad y dignidad. Esto tiene que ver con concebir las relaciones humanas desde el paradigma de la inclusión”, afirmó.
En ese sentido, además de una reestructuración en lo económico o financiero, exhortó en primer lugar a “reconstruir la trama social, volver a una sociedad pacífica, sin violencia. Si no logramos ese clima social es muy difícil que logremos un respeto por los demás”, aseguró.
“No hay que luchar contra la brecha de los partidos políticos, porque es una brecha que fue construida estratégicamente. Pero sí hay una brecha que divide por un lado a millones de niños y ancianos debajo de la línea de pobreza y por otro a los privilegiados, los ricos, los que concentran la mayoría de la riqueza que se produce en nuestro país”, esa es la brecha contra la que hay que luchar, consideró, deseando “que este nuevo pacto social nos devuelva dignidad, justicia, respeto, trabajo”.
Esteban Castro, secretario general de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), hizo hincapié en que “el nudo de la discusión sobre el pacto social que hay que dar es en realidad entre la sociedad, cómo hacer para que las concepciones retrógradas evolucionen y se pase a tener un sentimiento de solidaridad con los más humildes”.
En ese sentido, advirtió que “no puede haber trabajadores que no tengan el mismo derecho que otros”. El eje del planteo de un Pacto Social, sostuvo, “es que para nosotros la unidad tiene que estar en torno a los más humildes, sino no hay unidad. Es desde ahí”.
“Queremos ser parte del Pacto Social, si no nos sientan en la mesa para nosotros no hay Pacto Social, porque los más humildes hicimos un esfuerzo enorme para elevar el piso del debate”.
A su turno, el secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, recordó que “la Argentina ha estado plagada de buenas intenciones, de tratar de cristalizar un acuerdo social, un diálogo, y prácticamente ninguno de ellos ha llegado a buen puerto”.
“Es la primera vez que estamos llamados a discutir la posibilidad de un Pacto con anterioridad a la ejecución de políticas de un gobierno, con el objetivo de generar bases fundacionales”, destacó, y señaló que “un pacto social necesita como objetivo la necesidad del pleno empleo en la Argentina”.
“Estamos ante una situación única y excepcional: que haya una convocatoria a un Pacto Social previo a la asunción de un gobierno, esto nos tiene que dar el empuje para interpretarlo desde el lugar que se convoca, desde la grandeza. Necesitamos un pacto que garantice la restitución de dos derechos: Que todos los argentinos vuelvan a comer, porque esa es la única grieta; y que todo el mundo vuelva a tener medicamentos para curarse”.
Miguel Ángel Pesce, vicepresidente del BCRA entre 2004 y 2015, aseguró que “las organizaciones sociales tienen que ser parte del Pacto Social que se viene”, y advirtió que “el Pacto más importante que tiene la sociedad moderna es el acuerdo de precios”.
“El Estado es un actor principal en este acuerdo social de precios”, afirmó, y animó a tener presente en el próximo Pacto Social “no sólo redistribuir ingresos sino vencer las restricciones que impiden que los esquemas de redistribución prosperen”.
Daniel Arroyo, ex viceministro de Desarrollo Social de la Nación y diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, advirtió sobre una “catástrofe social”, con un gran problema de hambre, de malnutrición. “Soy de los que creen que el pacto es imprescindible y que para reconstruir primero hay que parar la caída”, reconoció.
Entre los elementos necesarios para un pacto, Arroyo enumeró: Comer tiene que ser barato, “es una regla, no un debate”; no se puede dar crédito usurario, el Estado tiene que desendeudar a la familia, no reendeudar; cortar la venta de drogas en los barrios de verdad, y no como un slogan, porque “no hay reconstrucción del tejido social si le va bien al que hace lo que no hay que hacer; revalorizar la escuela, “es con los docentes, no contra los docentes. La reconstrucción es desde la escuela, fortaleciendo, mejorando”.
“El Pacto Social es de abajo hacia arriba, con desarrollo local, desde los barrios. La Argentina se reconstruye desde abajo hacia arriba. Lo que hagamos los próximos cuatro años va a marcar lo que pase los próximos veinte. Es ahora o la complicamos del todo. Si lo hacemos bien tenemos un solo objetivo: dejarle a nuestros hijos y a nuestros nietos un país mejor del que tenemos”.
“No se trata de un cambio de nombres, sino de un cambio de proyectos”
El cuarto panel, centrado en la Cultura del Encuentro, estuvo a cargo de Ana María Cambours de Donini, doctora en Educación, y de Mario Casalla, doctor en Filosofía y presidente de la Asociación de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales.
Partiendo de la idea de que “sin una comunidad no podemos desarrollarnos plenamente como personas”, Donini planteó la necesidad de “políticas de Estado con un horizonte de largo plazo, que prioricen el bien común, y la deuda social sobre todo con los más vulnerables que son los más perjudicados en momentos de crisis e incertidumbre”.
“Es importante que al iniciar una nueva etapa se pueda llegar a estos acuerdos y que todos puedan estar en esa mesa, sobre todo los que han sido víctimas de un modelo que los ha excluido”, señaló, advirtiendo la necesidad de “un pacto cultural subyacente que posibilite un diálogo a largo plazo y que tome cuestiones estructurales”.
Mario Casalla, doctor en Filosofía y presidente de la Asociación de Filosofía Latinoamericana y Ciencias Sociales, consideró que la Argentina “ha tenido a lo largo de su historia varios finales de ciclo. Vivimos un final de ciclo muy específico ahora. Es el tercer intento de una experiencia neoliberal fracasada en nuestro país”, afirmó.
Ante esta situación, consideró, “no se trata de un cambio de nombres sino de un cambio de proyectos para superar la etapa liberal que concluye, planteando otro proyecto de nación reparador, inclusivo y central en la paz y en la justicia social en tanto valores éticos irrenunciables”.
El Pacto Social, aseguró, “se trata de algo que en los últimos 50 años lo intentamos varias veces y nos sacó de varios apuros y acaso por no insistir en él volvimos a desembocar en nuevas crisis. No es algo nuevo ni imposible de implementar. Se trata de volver a poner en marcha un país que requiere lo mejor de nuestra voluntad y de nuestra inteligencia”.
“Que esta Patria se ponga de pie es parte de la esperanza cristiana”
La clausura estuvo a cargo del arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, quien dirigió unas palabras a los presentes, inspiradas en el interrogante planteado en el tedeum del pasado 25 de mayo: “¿No será momento de ir hacia un Gran Pacto Nacional con mirada amplia y generosa?”.
Recordando sus palabras, el arzobispo consideró que los argentinos “contamos con una larga experiencia en nuestro acervo político, cuyo mayor logro fue recuperar la democracia y defenderla como supremo valor”.
En ese sentido, animó a un pacto “que no sea funcional ni coyuntural, dejando de lado mezquinos intereses sectoriales. Se trata de una propuesta superadora de todo partidismo y fracción, porque la unidad prevalece al conflicto”, advirtió. “Una propuesta que convoque a los principales actores de la política, capaces de gestar una Cultura del Encuentro que acentúe las coincidencias y no las diferencias”, animó.
Recordando las características del diálogo expuestas por el papa San Pablo VI en su encíclica Ecclesiam Suam, señaló que debe tener claridad, afabilidad, confianza y prudencia. “Cuando el diálogo se conduce así, se realiza la unión de la verdad con la caridad, de la inteligencia con el amor”, afirmó.
“Un pacto social lo imagino como una gran mesa de la comunidad nacional, donde están todos los sectores, donde todo el mundo llevará verdades en su corazón y en su mente. Para que la verdad dé sus frutos, tiene que dejar de ser tuya y dejar de ser mía. El diálogo hace surgir una verdad asombrosa, milagrosa. Saca de los interlocutores lo mejor de lo humano”, sostuvo.
“Algunos de los panelistas hablaron sobre tomar de nuestras raíces, de identidad nacional, de pensamiento cultural, de la fe de nuestro pueblo, de los sentimientos, la cultura, el sentido federal de nuestra república. Las raíces de nuestra Patria”, repasó el purpurado, y llamó a un Pacto “donde se puedan poner todos los valores, las grandezas de nuestra Nación, nuestros fracasos también, el reconocimiento de lo que no hemos podidos hacer, pero hay algo de nuestra fe que lo atraviesa, que es la esperanza”, reconoció.
“El catecismo dice que la esperanza es una virtud que nos regaló Dios, que nos hace tender más allá de la muerte, pero que arrastra todas las pequeñas esperanzas de la vida. Que esta Patria se ponga de pie también es parte de la esperanza cristiana”, concluyó.+
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