La actividad se desarrolló en la capilla del obispado de Río Gallegos, y estuvo encabezada por el obispo diocesano, monseñor Jorge García Cuerva. “Motívense, encuéntrense, anímense, eso me parece que tiene que ser el espíritu que nos atraviese”, expresó el prelado.
Monseñor García Cuerva destacó “la disponibilidad a preparar entre todos este encuentro, que Francisco nos dice que sea un encuentro nuestro, nativo, no importado”.
En una comparación, recordó: “Mi papá me enseñó que para hacer un asado, si quería un fuego rápido y que se apague rápido, le tiraba un cachito de querosén, lo prendía rápido desde arriba, pero también así se apagaba. ¿Querés un fuego que perdure, que sea duradero? Va a costar más… pero es desde abajo, desde las bases. Entonces ponía palitos, papel de diario y despacito iba a acompañando el fuego para que vaya creciendo. Creo que esta idea del papa Francisco, de que este encuentro lo preparemos entre todos, nos está diciendo: ‘Prepárenlo también desde las bases’”.
“Por eso tenemos una enorme responsabilidad los que estamos acá: ser motivadores de nuestras comunidades, ayudar a que todos se sientan parte, que todos puedan encontrar un lugar para que esto sea verdaderamente una fiesta”, señaló.
Los 500 años de la primera misa en territorio argentino son un hecho histórico, el 1° de abril de 1520 era Domingo de Ramos. Magallanes que es portugués va a España y le hace la propuesta de tratar de encontrar un camino para llegar a las Indias, donde lo más valioso eran las especias. Esto fue una motivación de Magallanes para buscar el camino, distinto al de África, buscar un paso. Y se animó. De este hecho histórico, lo primero que me parece que hay que resaltar es que Magallanes fue un soñador: aprovechemos esta historia y seamos soñadores, animémonos”, exhortó.
En ese sentido, llamó a “quitarnos de la boca esos ‘siempre se hizo así’ o ‘no vamos a poder’ o cuando se acercan los pibes al consejo parroquial y dicen ‘tenemos ganas de hacer esto’ y se les dice ‘eso es un fracaso…no creo que puedas’, basta de eso”, expresó.
“Magallanes soñó, por eso su expedición fue un hecho histórico. ¿Por qué llegan a San Julián? porque estaban tratando de encontrar el paso, y creyeron que en la Bahía de San Julián podía estar el paso, y el paso no estaba. La desazón, la tristeza y la angustia que habrá significado: ‘Tampoco es por acá’, ¿Cuántas veces nos pasa a nosotros también?”, reflexionó.
“Sin embargo, aunque el paso no era en San Julián, no se quedaron de brazos cruzados, sino que dijeron: ‘Algo hay que hacer’, y cuando uno no da más se acuerda de Dios. Le pasó a Magallanes y nos pasa a nosotros”, reconoció.
“La expedición tenía dos curas: Valderrama y Sánchez de Rey”, señaló el obispo, que estaban en las expediciones para el momento de la muerte, “para el buen morir o la reconciliación, ya que se sabía que muchos iban a morir en la expedición porque eran viajes de muchos meses”.
“Es así que (Magallanes) les pide celebrar una misa, para preguntarle a Dios cómo seguir. Imagino que habrá habido una mezcla de angustia, de tristeza y también de traición, porque en esos días se estaba pergeñando una traición”, recordó.
“Magallanes tenía una manera de trabajar que no gustaba, lo hacía solo, no compartía su plan de acción. Al terminar la misa estalla la traición, muchos querían volver para atrás, y Magallanes se pone firme. A un cura lo mandó a una isla de castigo”, detalló.
“¿Cuánto de esto tiene que ver con nosotros 500 años después?, planteó el obispo. “Se quedaron en San Julián mucho tiempo, hasta el mes de agosto, porque los agarró el invierno. Algunos avanzaron un poco más con una de sus naves hasta Puerto Santa Cruz, pero ahí se destrozó la nave, y dicen que volvieron caminando a San Julián a pedir ayuda”.
Lo que pasó el 1º de abril de 1520, destacó el prelado, también es un hecho cultural, porque se encontraron distintos modos de vivir: “El modo occidental europeo con un montón de gente que ya vivía aquí”.
“Jesús se hizo presente hace 500 años en pan y vino, pero Jesús ya estaba, porque si fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, en los nativos de estas tierras, Jesús ya estaba. Ahí se da un hecho cultural, se da una mezcla de gente diversa. Nosotros somos una mezcla de todo, y creo que como diócesis tenemos una riqueza grande”, consideró.
“Eso hay que tenerlo en cuenta en la celebración del 1° de abril: no puede faltar el hecho cultural celebrativo diverso, no puede faltar la expresión cultural de los jóvenes, no puede faltar la expresión cultural de la comunidad boliviana, chilena, no puede faltar la expresión cultural de la gente del norte, porque somos diversos, y más allá de que tenga fe en Jesús o no, si tenemos en cuenta que en cada hermano creado a imagen y semejanza de Dios, está Dios, entonces se tiene que sentir parte de esta fiesta”.
“Esta no es una fiesta para los que comulgan todos los domingos, esta no es una fiesta que es sólo de los católicos, esta es una fiesta de todos, una fiesta en la que cada uno se tiene que sentir parte, porque no solamente es el hecho religioso de lo que pasó, sino también es el hecho religioso y cultural de lo que está pasando hoy. Y hoy somos un montón de gente distinta, y en esos días se tiene que notar”, animó.
“Hace 500 años hubo lugar para todos, porque hasta los traidores estuvieron sentados en esa mesa, hoy también todos tienen que tener un lugar, y ese es el hecho religioso”, afirmó.
Para finalizar, monseñor García Cuerva señaló: “Celebramos en estos días a la Virgen del Valle, 40 años de su presencia en nuestra diócesis. Ayer en Caleta Olivia recordaba que el papa Francisco, en un encuentro que tuvo con él de Pastoral Carcelaria, nos decía que ‘teníamos que ser como las madres de los presos, que eran siempre bancados por ellas, hayan hecho lo que hayan hecho’ y decía el Papa: ‘Que la Iglesia aprenda lo que es la maternidad, que la Iglesia sea madre’, por eso yo digo que Dios es Madre, porque genera vida; Dios es Madre porque perdona siempre; Dios es Madre porque es fecundo, y nosotros tenemos que ser madres. Le quiero pedir a la Virgen del Valle que nos haga a todos madres”.
“Les pido a todos que preparemos juntos la mesa, porque tuvimos un gran hecho histórico en nuestra vida diocesana, porque estamos viviendo un gran hecho cultural, por la diversidad y por todo lo distinto que somos, y porque tenemos el desafío en un hecho religioso de transformarnos en madres que reciben a todos y que dan la cara por sus hijos”, concluyó.+
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