El pontífice recordó que la Comisión Teológica Internacional, fue instituida por San Pablo VI el 11 de abril de 1969 “como fruto del Concilio Vaticano II, para crear un nuevo puente entre la teología y el Magisterio”.
La misión de la comisión
La misión de la comisión consiste en ayudar a la Santa Sede, y en particular a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en el examen de las cuestiones doctrinales de mayor importancia y actualidad.
La Comisión está compuesta por teólogos de diferentes escuelas y naciones, que destacan por ciencia y fidelidad al Magisterio de la Iglesia.
Los miembros —cuyo número no supera los treinta— son nombrados por el Santo Padre por un período de cinco años, tras la propuesta del cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y después de consultar a las Conferencias Episcopales. A lo largo de su historia la Comisión ha publicado, con la aprobación de su presidente 29 documentos.
En su discurso, el Papa subrayó la publicación de dos textos de singular importancia: “El primero ofrece una clarificación teológica sobre la sinodalidad en la vida y misión de la Iglesia”.
“Como saben, este tema está muy cerca de mi corazón: la sinodalidad es un estilo, es caminar juntos, y es lo que el Señor espera de la Iglesia en el tercer milenio”, indicó, y agregó: “La sinodalidad es un camino eclesial que tiene un alma que es el Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo no hay sinodalidad”.
El segundo texto, explicó “propone un discernimiento sobre las diferentes interpretaciones de la libertad religiosa hoy”, y puntualizó: “El respeto sincero de la libertad religiosa, cultivada en un diálogo fructífero entre el Estado y las religiones, y entre las propias religiones, es más bien una gran contribución al bien de todos y a la paz”.
Francisco también reflexionó sobre “la sacramentalidad como estructura constitutiva del encuentro entre Dios y el hombre, subrayando la necesidad de superar las diversas formas de disociación entre fe y vida sacramental”.
El Papa sostuvo que los teólogos son “mediadores entre la fe y las culturas, y de este modo participan en la misión esencial de la Iglesia: la evangelización. Ustedes tienen la misión de generar el Evangelio: están llamados a sacarlo a la luz. De hecho, están escuchando lo que el Espíritu dice hoy a las Iglesias de las diversas culturas para sacar a la luz aspectos siempre nuevos del misterio inagotable de Cristo, en el que ‘se esconden todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento’”.
Francisco subrayó la importancia de la reflexión teológica, que tiene que ir a las cosas que “no son claras y arriesgadas en la discusión”, pero, por otro lado, “a la gente, siempre la comida sólida que alimenta la fe”.
La teología es la encarnación de la fe en la vida
Francisco destacó que la teología “traduce la fe para el hombre de hoy, para que cada uno se sienta más cerca y se sienta abrazado por la Iglesia, tomado de la mano donde está, y acompañado para saborear la dulzura del kerigma y su novedad intemporal. La teología está llamada a esto: no es una disquisición pedagógica sobre la vida, sino la encarnación de la fe en la vida”.
El Papa invitó a no olvidar dos dimensiones del quehacer teológico: primera, “la vida espiritual en la apertura al Espíritu Santo se puede comprender y traducir la Palabra y hacer la voluntad del Padre”. Segunda, “la vida eclesial”.
“La teología no se hace como individuos, sino en comunidad, al servicio de todos, para difundir el buen gusto del Evangelio a los hermanos y hermanas de nuestro tiempo, siempre con dulzura y respeto”, sostuvo.
Francisco finalizó agradeciendo el trabajo que hacen y pidió sabiduría a la Virgen para que “continúen con alegría su misión”.+
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