En las fiestas patronales, Mons. Barba renovó el deseo de seguir a Cristo Rey
Durante la celebración, el prelado bendijo un nuevo Cristo Crucificado que fue entronizado del lado izquierdo del atrio del templo, tallado en Salta y donado por un anónimo.
Monseñor Barba comenzó su homilía haciendo referencia a los dos ladrones que fueron crucificados junto a Jesús, pero ambos obtuvieron distinto destino. El buen ladrón consigue la promesa de estar en poco tiempo junto a Él en el paraíso; en cambio, para el ladrón silencioso, no hubo respuesta.
La diferencia entre los dos es que el que pidió misericordia, la obtuvo inmediatamente y cambió su destino, pero el que solo se manejó con parámetros basados en el egoísmo, se quedó con la nada misma.
Reconocer a Jesús bajo el título de Rey, es reconocer sus propias palabras. Él mismo se reconoció como Rey. Sabiendo de su naturaleza humana y también divina, sabiendo de su lugar de servicio y entrega, afirmó el obispo de Gregorio de Laferrere asumiendo que interpretar el mensaje de Jesús es una tarea difícil.
El obispo se refirió a la situación que vive Latinoamérica y mencionó los actos vandálicos concretos contra las iglesias absolutamente reprochables y condenables, que causan mucho dolor, y se preguntó los móviles de los causantes de tanto odio. Del mismo modo, el prelado reconoció lo genuino de muchas de las protestas que se plantan firmemente ante una marcada injusticia y desigualdad.
Más adelante, monseñor Barba dijo que el Reino de Dios está ya en medio nuestro y debe seguir creciendo con nuestro compromiso. Y debemos convertirnos cada día para poder verlo y reconocerlo porque está a nuestro lado como pequeña e insignificante semilla de mostaza que hoy pasa desapercibida, pero que llegará a cobijar muchos pájaros.
Celebrar la fiesta de Cristo Rey debe ser una renovación de nuestro seguimiento, aseguró y animó a la comunidad a que no por imposición, no por fuerza. sí por atracción, renueve su llamado a ser Iglesia en salida, abierta y misionera. Iglesia que genere esperanza y siga siendo signo de vida. Luz en medio de la historia.
Finalmente, dedicó unas palabras a la catedral Cristo Rey: Es hermosamente llamativa la devoción que tiene tanta gente que entra a rezar a esta casa, dijo y agradeció a quienes colaboraron en el último tiempo con la donación de íconos e imágenes para embellecer el templo de la catedral no dejemos de admirarlas, disfrutarlas, cuidarlas y sobre todo que sean nuestro patrimonio común que nos permite tener un lugar digno que llame a la oración.
Al finalizar la misa, monseñor Barba bendijo el nuevo sagrario del templo, artesanía hecha en mármol en el barrio 20 de Junio de González Catán.+
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