En el documento los jóvenes abogan por un acompañamiento de la Iglesia a la juventud que haga evidente su preocupación y cercanía como parte de ese deseo de vivir una comunión y participación plena de las nuevas generaciones en la misión pastoral de la Iglesia.
Igualmente reconocen la necesidad de una Iglesia que opta por un trabajo intergeneracional que admite a los adultos mayores y a los jóvenes, entendiendo la diversidad de sus dones y carismas y atiende al proceso de reflexión y discernimiento que responde al llamado que Dios hace a cada persona.
Los responsables de la pastoral juvenil latinoamericana expresan su firme adhesión al papa Francisco, poniéndose al servicio de los demás, superando las diferencias, reconociendo sus límites y apostando por sus fortalezas.
«Con el Papa Francisco estamos interpelados a mirarnos críticamente, poniéndonos en estado de misión, para sentirnos primavera». Afirma el documento.
Igualmente se reconocen como protagonistas de la historia y realidad de sus países desde los ámbitos políticos, culturales, étnicos, culturales y espirituales, confiando plenamente en la transformación que Dios opera en nuestra vida y en el mundo.
Finalmente, desde su papel de jóvenes, asesores, laicos, religiosos y obispos en diferentes lugares de América Latina y El Caribe se comprometen a hacerse cargo del presente sintiéndose amados por Cristo y renovados por su Espíritu, llenos de la pasión por el anuncio del evangelio, comprometiéndonos como constructores de un gran futuro, soñando cada día más que juntos podemos, como iglesia joven saliendo a la calle, edificar la civilización del amor. +
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