La misa será celebrada a las 9 en el Hospital de Niños Sor María Ludovica, de La Plata, institución que lleva el nombre de quien fue su directora.
Otra Eucaristía será celebrada a las 19:30 en la catedral platense, donde a su término se inaugurará la muestra de arte “Gestos desde la espiritualidad”, que refleja parte de la vida y obra de la Beata Ludovica a través de diversas fotografías de los vitrales, en un trabajo mancomunado que realizaron los autores María Cecilia Gamondi y Félix Bunge.
Beata María Ludovica de Angelis
Nació el 24 de octubre de 1880 en Italia (en San Gregorio, pueblito de los Abruzzos, no lejano de la ciudad de L'Aquila), Sor María Ludovica De Angelis, la mayor de ocho hermanos.
El 7 de diciembre del mismo año de su nacimiento falleció en Savona (Italia) santa María Josefa Rossello, fundadora en 1837 del Instituto de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, congregación en la que Ludovica ingresó el 14 de noviembre de 1904. Tres años después, el 14 de noviembre de 1907, zarpó hacia Buenos Aires, donde arribó el 4 de diciembre. Desde este momento se da en ella un florecer ininterrumpido de humildes gestos silenciosos en una entrega discreta y emprendedora.
Sor Ludovica no posee una gran cultura, al contrario. Sin embargo, es increíble cuánto logra realizar ante los ojos asombrados de quiénes la circundan. Y, si su castellano es simpáticamente italianizado, con algún toque pintoresco de "abruzzese", no le cuesta entender ni hacerse entender.
El Hospital de Niños de La Plata, al que fue enviada, y que inmediatamente adopta como familia suya, la ve, primero, solícita cocinera, luego, convertida en responsable de la Comunidad, infatigable ángel custodio de la obra que, en torno a ella, se transforma gradualmente en familia unida por un único fin: el bien de los niños.
Serena, activa, decidida, audaz en las iniciativas, fuerte en las pruebas y enfermedades, con la inseparable corona del Rosario entre las manos, la mirada y el corazón en Dios y la infaltable sonrisa en los ojos, Sor Ludovica llega a ser, sin saberlo ella misma, a través de su ilimitada bondad, incansable instrumento de misericordia, para que a todos llegue claro el mensaje del amor de Dios hacia cada uno de sus hijos.
Único programa expresamente formulado, es la frase recurrente: «Hacer el bien a todos, no importa a quién». Y se realizan así, con subvenciones que solo el cielo sabe cómo Sor María Ludovica consigue obtener salas de cirugía, salas para los pequeños yacentes, nuevas maquinarias, un edificio en Mar del Plata destinado a la convalecencia de los niños, una capilla hoy parroquia, y una floreciente chacra para que sus protegidos tuviesen siempre alimento genuino.
Durante 54 años Sor María Ludovica fue amiga y confidente, consejera y madre, guía y consuelo de cientos y cientos de personas de toda condición social.
El 25 de febrero de 1962 concluyó su camino terrenal, pero quienes permanecen, todo el personal médico en particular, no la olvidan, y el Hospital de Niños asume el nombre de Hospital Sor María Ludovica.
Sus restos mortales descansan en la cripta de la catedral de La Plata.+
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