A continuación, se detallan algunas celebraciones en arquidiócesis y diócesis del país:
La Plata
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, en la catedral Inmaculada Concepción, explicó que “abrirse a la conversión es tomar en serio a Dios y tomarse en serio a sí mismo. Es reconocer que Dios me ama y sigue confiando en mí. Es recordar que siempre puedo sacar algo mejor de mí mismo y ofrecer algo más bello a los demás".
Asimismo, el prelado recordó que Cristo lloró frente a Jerusalén diciendo: "Cuantas veces intenté abrazarte como la gallina a sus polluelos, ¡pero no quisiste!". Entonces hoy es día de decirle a Jesús: "Sí, quiero. Hoy acepto que me tomes, me transformes, me renueves".
Finalmente, el arzobispo agradeció a los presentes y expresó: "Ustedes tuvieron el valor de venir hoy a purificarse, a exponerse ante la gracia que renueva, a comenzar de nuevo el buen camino junto con toda la Iglesia".
Mercedes-Luján
“Toda la vida cristiana se centra en la Pascua. Si Jesús no resucita, no tiene sentido nuestra fe. Todo lo que nosotros creemos se centra en su muerte y su resurrección, y todos los años estamos invitados a celebrar la Pascua. Celebrar la pascua es morir con El y resucitar con El”, mencionó monseñor Jorge Eduardo Scheinig, arzobispo de Mercedes-Luján, al celebrar la misa en la catedral Nuestra Señora de las Mercedes.
Definió a la Cuaresma como “un tiempo para resucitar a la verdad, a la verdad de lo que soy”. Y recordó que “nuestro Dios es un Dios que nos ama tanto, que no puede hacer otra cosa que abrazarnos en nuestra miseria, en lo que somos”. Al concluir, invitó a la comunidad diocesana “a hacer este camino cuaresmal con esta seguridad del amor de Dios que sostiene nuestros ejercicios cuaresmales. Ojalá el Señor nos regale una enorme verdad personal, que nos libere de toda hipocresía y toda falsedad”.
Resistencia
Monseñor Alfredo Dus, arzobispo de Resistencia, expresó en la celebración: “La Cuaresma no debe ser para nosotros un tiempo triste, sino un tiempo en el que preparamos nuestro corazón para un encuentro gozoso con Jesús, vivo y resucitado, porque ese es nuestro destino”.
El prelado dijo que este es un tiempo que “sirve para sensibilizarnos en el corazón y en el espíritu del amor de Dios”. Haciendo referencia al mensaje de Cuaresma del Papa, indicó que “dejarnos reconciliar por Dios significa entender que la salvación y la gracia está realizada, está ofrecida, que no la alcanzamos con nuestro esfuerzo voluntario”.
Finalmente, invitó a vivir en una “presencia eclesial”, en una “presencia de Dios”, que “nos convierte el corazón, pero que también nos hace conscientes de que no nos convertimos totalmente hasta que no nos convertimos en el amor hacia el hermano, ese amor que construye la comunión y encuentra la alegría de vivir y de creer”.
Corrientes
En la catedral Nuestra Señora del Rosario, el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, habló sobre el gesto de la ceniza, "una señal que nos indica cómo debemos prepararnos a la fiesta de la Pascua de Resurrección. Nos cubrimos de ceniza, por así decir, para tomar conciencia de que lo único que verdaderamente importa especialmente en este tiempo, y en la vida toda entera, que no debemos perder de vista hacia dónde peregrinamos: caminamos hacia el encuentro de Jesucristo resucitado".
Asimismo, preguntó "¿Qué tenemos que hacer para aprovechar bien este tiempo favorable?", y citó el Evangelio del día: limosna, oración y ayuno. "Pero, atención", advirtió, "la motivación por la cual nos disponemos a compartir más generosamente, estamos decididos a orar más, y resueltos disciplinar nuestro cuerpo, no es para que los demás nos vean, tampoco para satisfacer nuestro espíritu, o para buscar alguna recompensa. El motivo que nos mueve para practicar la limosna, la oración y el ayuno, es el mismo que motivó a Jesús: por amor a su Padre y ese amor se hacía visible mediante la entrega generosa de su vida a los hermanos".
Lomas de Zamora
Monseñor Jorge Lugones SJ, obispo de Lomas de Zamora, presidió la misa en la catedral Nuestra Señora de la Paz. En su homilía, definió a la Cuaresma como “un tiempo favorable, que nos regala la Iglesia”. Y llamó a “vigilar, atender y evaluar” en este tiempo “las cuatro relaciones temporales y espirituales: con Dios, con uno mismo, con el prójimo y con la creación”.
Goya
En la catedral Nuestra Señora del Rosario, monseñor Adolfo Canecín, obispo de Goya, mencionó que la Cuaresma, “nos prepara y dispone para celebrar el misterio central de nuestra fe, la Pascua del Señor. El profeta Joel nos invita con fuerza e insistencia a volver a Dios, a su voluntad, a su proyecto original, invitación que resuena esperando respuestas a nivel personal, familiar y eclesial”.
El prelado preguntó: "¿Cuál es la voluntad de Dios para la Iglesia hoy? ¿Qué espera Dios de ella? El papa Francisco, con la parresia del Espíritu nos dice: ‘El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia en el tercer milenio’”, destacó en su mensaje monseñor Canecín.
San Francisco
Monseñor Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco, hizo mención a que “con la bendición e imposición de las cenizas comenzamos a transitar el camino de la Cuaresma”. Entonces, animó a la comunidad: “¡Dejémonos llevar! Seamos como esos ciclistas que, con una mezcla de osadía e imprudencia, pedalean fuerte detrás de algún vehículo mayor, más ágiles por la tracción generada”.
Seguidamente, explicó que, con el pecado, “tenemos el corazón dividido y herido”, y alcanzamos una “fuerza disruptiva”, una “fuerza centrífuga que, dejada libre, todo lo destruye y dispersa: a nosotros, a quienes nos rodean, a aquellos que amamos, a la misma creación”. Y explicó que el ayuno, la oración y la limosna, “son la expresión visible de ese espíritu de penitencia y conversión que el mismo Espíritu Santo está alentando en nosotros”.
Río Cuarto
Monseñor Adolfo Uriona FDP, obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, resaltó que la conversión es el centro de la Cuaresma, y señaló que es necesaria una actitud de “mirarse hacia dentro” a través del silencio y la oración. “La conversión es un volver a Dios. Tal como nos lo pide el papa Francisco en su mensaje cuaresmal, que sepamos aprovechar este tiempo como una oportunidad que nos regala Dios para ‘sacudir nuestra modorra’”, expresó.
Luego invitó a la comunidad a preguntarse “¿Qué significa para mí la conversión?”. Y explicó que significa “orientar nuestra mirada hacia el fondo de nuestro corazón, percibirnos en lo más profundo, para ello necesitamos el silencio y la oración”, reflexionó el obispo.
Castrense
“La Cuaresma es un tiempo en el que nos disponemos nuevamente para dejarnos mirar por Jesús, resonando en nuestro corazón la invitación a la conversión”, mencionó monseñor Santiago Olivera, obispo castrense de la Argentina. En la catedral Stella Maris, presidió la misa acompañado por el vicario general castrense, monseñor Gustavo Acuña, el capellán mayor de la Armada y canciller castrense , presbítero Francisco Rostom Maderna, el rector de la catedral castrense, presbítero Diego Pereyra, el capellán mayor de la Fuerza Área Argentina, presbítero César Tauro, el capellán mayor de la Policía de Seguridad Argentina, presbítero Rubén Bonacina, y los capellanes castrenses, presbíteros Daniel Díaz Ramos, y Enrique Saguier Fonrouge.
Monseñor Olivera animó a “volver a tener esa intimidad con el Señor, como dice el papa Francisco, de corazón a corazón, esa oración que debe calar hondo en nuestra vida, que debe ingresar a nuestro corazón, pidamos esa gracia. Y que el rito que vamos a realizar ahora, el de la imposición de las cenizas sea un verdadero compromiso, de transitar el camino hacia el Evangelio, hacia Jesús”.+
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