Sor Teresa de la Eucaristía (María Teresa Cabetas Laborda) nació en Muel, provincia de Zaragoza, España, el 8 de enero de 1931; hizo su profesión religiosa en Olmedo, Valladolid, el 21 de noviembre de 1954 y llegó a la diócesis de Añatuya el 26 de septiembre de 1980 integrando el grupo fundador del monasterio que quedó inaugurado el 1 de octubre del mismo año. Fue la segunda Priora, servicio que prestó por varios años.
"Ahora -dice la información de su fallecimiento- es la primera que fue llamada al encuentro con el Señor en el cielo y seguramente intercederá por sus hermanas y por toda nuestra Iglesia peregrina en esta diócesis de Añatuya.
"Agradecemos su testimonio, su entrega generosa, estos casi 40 años de vida oculta y consagrada a la contemplación, alabanza y oración. Oramos por su eterno descanso y acompañamos a la comunidad de monjas dominicas en la firme esperanza de que ella, siguiendo la voz del Amado, ha llegado al gozo eterno", expresa la comunicación del obispado.
El monasterio “Madre de Dios”
Este monasterio comenzó su historia en 1977, cuando monseñor Jorge Gottau C.Ss.R., entonces obispo de Añatuya, llegó al monasterio “Madre de Dios” de Olmedo, Valladolid, España, presentándose como “el mendigo de Dios” y como tal, pidiendo monjas para fundar un monasterio en su diócesis. El 1 de marzo de 1980, la Sagrada Congregación para los Institutos de Vida Religiosa expidió el rescripto pertinente y fue llevado a cabo por el Maestro de la Orden, Fray Vicente de Cuesnogle OP, el 14 de marzo del mismo año.
Mientras tanto, se iba preparando el grupo fundador y el 13 de septiembre, después de una solemne Eucaristía, partieron las diez monjas con rumbo a su nueva misión. Llegaron a Buenos Aires y fueron fraternalmente recibidas por la comunidad del Monasterio Santa Catalina de Siena, San Justo.
La inauguración del monasterio se realizó el 1 de octubre de 1980, con la asistencia de autoridades civiles y religiosas; acontecimiento que fue preparado con un triduo predicado en la iglesia catedral por monseñor Pedro A. Torres Farías OP, obispo de Catamarca. Después de ser impartida la bendición a las monjas, se procedió al cierre de la clausura del monasterio y a partir de esa fecha, se dio comienzo a la vida contemplativa, colmando los deseos de monseñor Gottau de tener un baluarte de oración en la diócesis. Enseguida se pidieron los permisos necesarios a la Sagrada Congregación para que el monasterio pasara a formar parte de la Unión Fraterna de los Monasterios Madre de Dios, vicaría perteneciente a la Federación de Santo Domingo (España).+
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