"El padre Grote -expresó Compagnucci- fue un gran revolucionario del siglo XIX, tenía que ayudar a sus pastores y convencer a los redentoristas, a cuya congregación pertenecía. Lo movió su espíritu y su fe, casi dos siglos después su lucha dio frutos. En la piel llevaba la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII, defendió siempre las ocho horas y la dignidad de los obreros, una lucha que a las generaciones actuales se les hace difícil comprender porque esos derechos hoy tienen plena vigencia”.
Por su parte el profesor Daniel Del Cerro recordó el legado del fundador de los Círculos de Obreros: “Sin duda es un día muy especial, una vida entregada a los trabajadores y a sus derechos, quiero recordarlo como un gran batallador, el primero en realizar una peregrinación y llevar 400 hombres hasta Luján que fue algo extraordinario. Su gran obra fueron los Círculos Católicos de Obreros, pero no solo eso, fundó el Diario “El Pueblo”, puso las bases de lo que hoy es la Democracia Cristiana y trabajó muchísimo en la reeducación de menores estando junto a ellos”.
Del Cerro explicó que el Padre Grote tenía una alta valoración por los laicos con quienes trabajó y a quienes confió la obra que había iniciado y destacó que uno de ellos, Antonio Solari, tuvo una gran participación: “Solari, llamado 'el santo de saco y corbata', lo acompañó en la fundación de los Círculos, de él rescataría su lealtad, sus tres amores fueron Dios, los pobres y su propia madre, con eso ya sabemos qué tipo de persona era, siempre fue hombre trabajador y leal a Grote”.
Por último, Del Cerro se refirió a la causa de beatificación del padre Grote. "Tenemos mucha documentación y estamos trabajando muchísimo con la Comisión Histórica que preside el presbítero Ernesto Salvia junto a la doctora Isabel de Ruschi, pero es tanta la obra del padre Grote que recopilarla tarda años, espero que en el 2021 este proceso histórico concluya y sus resultados los podamos llevar a Roma con la información de Alemania, Luxemburgo y Ecuador donde también hizo grandes obras”.
Federico Grote
El padre Federico Grote nació el 16 de julio de 1853 en Münster de Wesfalia (Alemania), hijo de José Grote, tipógrafo y dueño de una imprenta y Elisabeth Herbst, ama de casa. Cursó sus estudios secundarios en uno de los más prestigiosos establecimientos de Alemania: el Gymnasium Paulinum.
En 1870 ingresó al noviciado de la Congregación del Santísimo Redentor, en Tréveris. Fue ordenado sacerdote el 8 de junio de 1878. Al año siguiente fue enviado como misionero a América. Permaneció cinco años en el Ecuador y llegó a Buenos Aires en 1884.
En 1891 el papa León XIII promulgó la encíclica Rerum Novarum sobre las condiciones de las clases trabajadoras. Férreo seguidor de las ideas de esta encíclica, en 1892 el padre Grote fundó los Círculos Católicos de Obreros, una obra en la que desde un principio fue secundado por el párroco de Santa Lucía, de Barracas, el presbítero José Américo Orzali, con el tiempo arzobispo de San Juan de Cuyo, con quien rápidamente creó el Círculo de Obreros de Barracas al Norte, que llegaría a tener 3000 asociados.
El padre Federico Grote fue el primero en organizar las multitudinarias peregrinaciones al Santuario de Nuestra Señora de Luján. En la primera peregrinación, realizada el 29 de octubre de 1893, fue acompañado por unos 400 hombres con banderas argentinas quienes prometieron concurrir todos los años a pedir a la Virgen protección para la obra. Tres años después, los peregrinos sumaban 3000. Esta peregrinación siguió realizándose ininterrumpidamente hasta nuestros días.
De 1902 a 1910 Grote participó de la Liga Democrática Cristiana, antecedente de la Democracia Cristiana. El primer manifiesto de la Liga Democrática Cristiana contenía los principios básicos del socialcristianismo. En los congresos nacionales organizados por la Liga en 1907 y 1908 figuras como Juan Félix Cafferata, Gustavo Franceschi, Emilio Lamarca, Alejandro Bunge, Santiago Gregorio O'Farrell expusieron notables trabajos y proyectos de legislación social.
Vinculados a los Círculos Católicos de Obreros y a la Liga Democrática Cristiana aparecieron los periódicos La Defensa (1895), La Voz del Obrero (1899), El Trabajo (1908) y el diario El Pueblo. Este último se publicó desde 1901 durante seis décadas. Fue clausurado cuando el gobierno peronista de entonces llevó a cabo actos hostiles contra la Iglesia católica, entre ellos el incendio de la Curia eclesiástica y algunas de las históricas iglesias porteñas.
En 1912 fue reemplazado como director de los Círculos Católicos de Obreros por Monseñor Miguel de Andrea.
El padre Federico Grote falleció un 30 de abril de 1940. Sus restos descansan en el Panteón Social de la Federación de Círculos Católicos de Obreros, ubicado en el Cementerio de la Chacarita, de la ciudad de Buenos Aires.
Hoy a más de cien años de su creación, los Círculos a través de sus más de cuarenta filiales continúan su obra por el bienestar de los trabajadores y sus familias.
Una calle de la ciudad de Córdoba lleva su nombre: calle Padre Grote, y en su intersección con la Avenida del Trabajo, hay un monolito que lo recuerda.
Mayores informes. www.fcco.org.ar +
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