Mons. Martínez destacó la vocación indispensable de los laicos
“La vocación del laico se especifica fundamentalmente en la transformación de las realidades del mundo. Son los cristianos que viven en nuestras ciudades o en el campo, llamados a construir una familia, a comprometerse en sus trabajos, como docentes, políticos, como comunicadores sociales o bien en el trabajo silencioso y fecundo de la chacra”, especificó.
“Sobre todo, desde esta vocación deberemos acentuar la misión en la cotidianidad donde es necesario generar valores evangélicos, mayor sentido ético y compromiso por el bien común”, agregó.
Tras señalar que “hace décadas que venimos señalando en la Iglesia la importancia de que nuestros laicos comprendan su propia vocación y misión”, reconoció que “probablemente en la práctica eclesial nos cuesta a los pastores acompañar al laicado a santificarse en su realidad cotidiana”.
“A veces los entendemos solamente como ligados a actividades intraeclesiales, y muchísimos laicos no asumen una dimensión misionera en sus ambientes, trabajo y familia”, sostuvo.
Monseñor Martínez citó el Documento de Aparecida para subrayar que la misión propia y específica de los laicos “se realiza en el mundo, de tal modo que, con su testimonio y su actividad, contribuyan a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio”.
“El ámbito propio de su actividad evangelizadora es el mismo mundo vasto y complejo de la política, de la realidad social y de la economía, como también el de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los ‘mass media’, y otras realidades abiertas a la evangelización, como son el amor, la familia, la educación de los niños y adolescentes, el trabajo profesional y el sufrimiento. Además, tienen el deber de hacer creíble la fe que profesan, mostrando autenticidad y coherencia en su conducta”, concluyó.+
Texto de la carta
Publicar un comentario