Mons. Ojea pidió a San Isidro Labrador que nos ayude a recomponer nuestros vínculos
La Eucaristía fue presidida por el obispo diocesano, monseñor Oscar Vicente Ojea, y concelebrada por los obispos auxiliares, monseñor Martín Fassi y monseñor Guillermo Caride; el párroco de la catedral, presbítero Carlos Avellaneda; el párroco emérito, presbítero Pedro Oeyen; y el vicario parroquial, presbítero Juan Bianchi.
Antes de dar comienzo a la celebración, y al no poder llevarse a cabo la tradicional procesión, se compartió a través de las redes sociales un video con imágenes de la vida del pueblo de San Isidro, que invitaba a los fieles a ir rezando por las distintas necesidades de toda la Iglesia diocesana.
En su homilía, monseñor Ojea se refirió a la figura de San Isidro Labrador, “este humilde peón de campo que supo conocer los secretos de la tierra, sus ritmos, su capacidad de dar fruto, su cansancio y su posibilidad de ser fecunda. No solamente conoció los ritmos de la tierra, sino también los secretos del corazón humano; fue un excelente marido, un excelente padre, servicial especialmente para con los pobres; vivió a fondo la fraternidad y también quiso conocer los secretos de Dios; dejaba muchas veces su trabajo para dedicarse a la oración, amaba la oración”, recordó.
"San Isidro vivía a fondo también este mandato del libro del Génesis de cuidar y cultivar la tierra; San Isidro vive a fondo la armonía del hombre en relación con Dios, con los hermanos y con la naturaleza”, detalló.
En ese sentido, el obispo señaló que dentro de pocos días se celebrará la Semana Laudato si’: "Qué signo extraordinario que coincida la fiesta de San Isidro Labrador con el comienzo la semana que viene de la semana Laudato si’, esa magnífica encíclica del Santo Padre que cumple 5 años”, consideró. “La Iglesia celebra esos 5 años de esta honda Encíclica social del papa Francisco; allí el Papa nos enseña claramente que hemos perdido esta armonía relacional con la naturaleza, con los hermanos y con Dios, y que de alguna manera tenemos que reconstruirla”.
"A partir de este momento que estamos viviendo, ya tenemos que ir pensando en una recomposición de nuestros vínculos con la naturaleza y con nuestros hermanos. Hemos creado un mundo tan desigual, con tanta inequidad, un mundo tan individualista qué el espacio para la fraternidad prácticamente no existe”, lamentó monseñor Ojea.
"Pidámosle en esta Fiesta a nuestro Santo patrono, quien en la sencillez de su corazón, en su humildad supo vivir esta armonía con Dios, con los hermanos especialmente con los pobres y con la naturaleza, que nos ilumine para poder repensar nuestro mundo de relaciones en este momento que se nos llama a cada uno desde su lugar a tener este pensamiento", concluyó.+
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