Sugerencias del arzobispo de La Plata para una catequesis en cuarentena

El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, advirtió a los catequistas que en este tiempo de cuarentena por el coronavirus hay padres que “retiran a sus hijos de la catequesis, no sólo porque sus hijos se agotan, sino porque ellos mismos se sienten superados por tantas exigencias”.

“Eso es lo peor que nos puede pasar. Porque por más esfuerzos que hagamos, pocos meses después de terminada la catequesis los niños ya se han olvidado de la mayoría de los contenidos que nos obsesionamos por transmitirles”, aseveró en un mensaje a los catequistas.

El prelado platense sostuvo que “el riesgo mayores es que los alejemos de los sacramentos por empecinarnos en llenarlos de contenidos”.

“Como conclusión práctica, y en mi carácter de pastor de la arquidiócesis y primer catequista, les pido que este año renuncien a dar todos los temas del programa y se cuiden mucho de abrumar con la catequesis”, sugirió.

Por este motivo, monseñor Fernández recomendó “concentrarse en unos pocos temas que se orienten a provocar en los niños una experiencia de fe y que les lleve a desear la fiesta de la catequesis”.

Texto de la carta
Queridas/os catequistas:

Estamos viviendo un tiempo desafiante, en el cual se rompen todos los esquemas. Por eso, tenemos que ser capaces de adaptarnos a lo que nos exigen estas circunstancias.

Dado que no hay docencia presencial, los niños tienen muchas tareas que reclaman el acompañamiento de los padres. En las escuelas los docentes, preocupados por cumplir con el programa, dan muchísimas tareas para el hogar. A muchos padres esto los está abrumando. Pero lo más importante que quiero decirles es que si a esto se suma una catequesis obsesionada por dar todos los temas del catecismo, los efectos pueden ser contrarios a lo que pretendemos. Corremos el riesgo de agobiar a los niños que ya están saturados de contenidos y tareas.

Un signo que nos muestra esto que les estoy advirtiendo es que ya hay padres que retiran a sus hijos de la catequesis, no sólo porque sus hijos se agotan, sino porque ellos mismos se sienten superados por tantas exigencias.

Eso es lo peor que nos puede pasar. Porque por más esfuerzos que hagamos, pocos meses después de terminada la catequesis los niños ya se han olvidado de la mayoría de los contenidos que nos obsesionamos por transmitirles. Pero el riesgo mayor es que los alejemos de los sacramentos por empecinarnos en llenarlos de contenidos.

Por eso les recuerdo algunas cosas que nos ha pedido el Papa Francisco en Evangelii gaudium. Por ejemplo, que “una pastoral en clave misionera no se obsesiona por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia” (35). Cuando de verdad queremos evangelizar el corazón de los niños “el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. La propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad” (35). Porque “todas las verdades reveladas proceden de la misma fuente divina y son creídas con la misma fe, pero algunas de ellas son más importantes por expresar más directamente el corazón del Evangelio” (36).

Como conclusión práctica, y en mi carácter de pastor de la Arquidiócesis y primer catequista, les pido que este año renuncien a dar todos los temas del programa y se cuiden mucho de abrumar con la catequesis. Por ello, recomiendo concentrarse en unos pocos temas que se orienten a provocar en los niños una experiencia de fe y que les lleve a desear la fiesta de la catequesis.

El Papa Francisco nos dice qué es lo que no tendríamos que descuidar, eso que tenemos que comunicar de todas las maneras posibles:

“En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte». Cuando a este primer anuncio se le llama «primero», eso no significa que está al comienzo y después se olvida o se reemplaza por otros contenidos que lo superan. Es el primero en un sentido cualitativo, porque es el anuncio principal, ese que siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y ese que siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra” (164).

Este es entonces el gran tema, el kerygma, que incluye el amor que Dios nos tiene, la salvación que nos trajo Cristo en la cruz y la resurrección del Señor que nos convoca a una relación personal con él. En este contexto aparece la figura de María.

Luego sigue otro tema: la dimensión comunitaria de la fe, y allí hay que hablar de la Iglesia y del mandamiento del amor. Así lo expresa el papa Francisco: “No sería correcto interpretar este llamado al crecimiento exclusiva o prioritariamente como una formación doctrinal. Se trata de «observar» lo que el Señor nos ha indicado, como respuesta a su amor, donde se destaca, junto con todas las virtudes, aquel mandamiento nuevo que es el primero, el más grande, el que mejor nos identifica como discípulos… La exigencia ineludible del amor al prójimo” (161).

Por último, después de estos grandes temas, hay que dedicar algunos encuentros al/los sacramento/s que los niños van a recibir, sea la reconciliación, la confirmación o la Eucaristía.

Si hemos dado estos pocos temas y hemos logrado que se conviertan en una experiencia de fe en los corazones de los niños el gran objetivo de la catequesis ya está logrado.

Les pido por favor que presten mucha atención a esta indicación, y que a partir de esta convicción, se entreguen a la ascesis de simplificar la catequesis.

Con todo afecto en Cristo y mi bendición.

Informes: www.arzolap.org.ar.+

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