Con el título “Tiempo de pandemia, tiempo de oportunidades a la luz de ‘Laudato si’”, el obispo recordó la encíclica sobre el cuidado de la Casa Común. En ese marco, del 16 al 24 de mayo se llevará a cabo la llamada “Semana Laudato si’”.
“Al mismo tiempo estamos transitando este tiempo de pandemia que nos ha llevado a realizar varios cambios en nuestras conductas y nos deja entrever que otras realidades más profundas tienen que renovarse en la sociedad para que el mundo en que vivimos dé posibilidades a todos sus habitantes de vivir y crecer dignamente”, señaló el prelado.
“Para que esas transformaciones sean posibles es necesario que todos participemos y nos sintamos protagonistas. Es muy iluminador ver cómo el papa Francisco en Laudato si’, ya nos anticipaba una serie de falencias o debilidades de este mundo que traen consecuencias nefastas para muchas personas quitándoles libertad y dañando sus vidas como ser el consumismo, la autorreferencialidad, el vivir a toda velocidad, el vacío del corazón… lo que trae como consecuencia violencia y destrucción recíproca, etc. Pero, al mismo tiempo, el Papa nos manifiesta que es posible cambiar de rumbo, que es posible un volver a empezar animándonos a buscar ‘otro estilo de vida’ con otros parámetros o valores”, advirtió.
Recordó la necesidad de proponer “un modo alternativo de entender la calidad de vida” que incluya: “La capacidad de mirarse uno mismo con honestidad, de iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad, poner en valor la dignidad de la persona que nadie tiene derecho a quitarle, vivir en mayor sobriedad e incorporar una capacidad de gozar con poco, trabajar por un mundo más justo y equitativo, valorar lo pequeño, agradecer las posibilidades que ofrece la vida, desarrollar otros placeres en los encuentros fraternos, en el servicio, en el despliegue de los carismas, en la música y el arte… valorando más el contacto con la naturaleza y la oración”.
“El camino sinodal que vamos recorriendo como Iglesia, tiene que ver en primer lugar con asumir la realidad tal como es, aceptarla y, a la vez, comprenderla y transformarla a la luz del Evangelio”, destacó el obispo.
En este tiempo especial de pandemia, invitó a las comunidades a participar de una propuesta que permita “contemplar la realidad con ojos de fe” para identificar problemas, límites y dificultades que durante la pandemia se ponen más de manifiesto; reconocer las oportunidades que este tiempo ofrece para crecer; buscar en Laudato si’ los textos que iluminen esta realidad, propiciando cambios que nos lleven a un “nuevo estilo de vida”.
Por otra parte, animó a tener presentes los principios y valores de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad humana, solidaridad, subsidiaridad, participación, destino universal de los bienes, verdad, libertad, justicia, caridad.
A su vez, consideró que es un tiempo propicio para retomar la primera exhortación del Papa, Evangelii gaudium, “para iluminar y discernir nuestra vida y práctica pastoral percibiendo sus riquezas y carencias”.
Finalmente, exhortó a “enumerar qué enseñanzas positivas nos va dejando este tiempo y proponer algunas acciones concretas que puedan favorecer ese ‘nuevo rumbo’ que tendrían que tomar nuestras vidas, la Iglesia y la sociedad para responder a las nuevas realidades y desafíos reflejando de un modo más transparente el ‘Reino de Dios y su justicia’, ese Reino que Jesús, con su vida entre nosotros y sobre todo con su muerte y resurrección, vino a instaurar para que ‘tengamos vida y vida en abundancia’”.
“La propuesta es que toda la Diócesis, con su rica y variada realidad social y pastoral, pueda asumir e interpretar los signos de los tiempos que nos trae esta ‘tormenta que nos sorprendió a todos’ como diría el Papa. Por eso los invitamos que a partir de la ‘semana Laudato si’ en adelante podamos trabajar en esta reflexión”, detalló.
“Con el Consejo Pastoral Diocesano iremos recogiendo y compartiendo las propuestas y acciones que puedan derivar de esta reflexión. Todo lo vivimos en el espíritu sinodal que queremos crezca cada vez más en la Iglesia y así, con humildad y decisión, se renueve su entrega en el servicio y su compromiso misionero”.
“El testimonio de los mártires riojanos, con una vida de fe comprometida con la complejidad de su tiempo, nos ilumina para entregar generosamente lo mejor de nosotros mismos y de los carismas de nuestros grupos para vivir con esperanza esta etapa de la historia”, afirmó.
“Este camino de reflexión y renovación será fecundo si está anclado en el Señor y es conducido por su mismo Espíritu. Por eso la oración, la escucha de la Palabra en el silencio y en comunidad, tendrá que preceder y acompañar cada paso para que en todo descubramos la presencia del Señor y lo sigamos con fidelidad y alegría. Que la Virgen del Valle, San Nicolás y los beatos mártires Wenceslao, Enrique, Carlos y Gabriel nos asistan para que este tiempo de pandemia sea también tiempo de oportunidades”, concluyó.+
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