En sus palabras dirigidas al padre Ripamonti, el pontífice manifestó su aprecio especialmente por el coraje con el que este espacio “enfrenta el ‘desafío’ de la migración, especialmente en este delicado momento para el derecho al asilo, ya que miles de personas, continúa, huyen de la guerra, las persecuciones y las graves crisis humanitarias”.
El Papa también mostró su cercanía a las personas que el derecho internacional define como “refugiados” y que el Centro Astali recibe “con amor fraternal: estoy espiritualmente cerca de todos con oración y afecto y los insto a tener confianza y esperanza en un mundo de paz, justicia y fraternidad entre los pueblos”.
El Santo Padre manifestó por último su deseo de que “su ejemplo puede provocar un compromiso renovado en la sociedad por una auténtica cultura de hospitalidad y solidaridad”.
Informe anual del Centro Astalli
Las cifras del citado informe narran las “vidas suspendidas” de los migrantes, invadidos por los efectos de la pandemia, que bloquea o ralentiza la vida cotidiana y la incertidumbre de tener que inventar una vida cotidiana desde cero en un nuevo país, informa Vatican News.
Asimismo, el análisis expone que “las políticas migratorias, restrictivas, cerradas – incluso discriminatorias – que han caracterizado el último año, agravan la precariedad de la vida, la exclusión y las irregularidades, haciendo más vulnerable a toda la sociedad”.
El pasado 15 de mayo, la Oficina de Prensa de la Santa Sede difundió el mensaje del Papa Francisco para la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará el 27 de septiembre de 2020.
Este año, el texto del pontífice desea inspirar y animar las acciones pastorales de la Iglesia en el ámbito de los desplazamientos internos, de ahí su título: “Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos”. +
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